Los Dols. Una saga de Maestros de Obra de Mirambel

Javier Palomo Ferrer

 

 

Artículo publicado en el número 18 de la revista "Peirón" editada por el Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense (CEMAT)

 

 

La saga de los Dolz o Dols, ambas variantes aparecen en la documentación, es una de las más prolíficas de maestros de obra aragoneses que trabajaban a ambos lados de los límites del reino de Aragón y Valencia, originarios de Mirambel e instalados de forma consecutiva en Ares del Maestre y en el Mas de las Matas (Teruel).

 

Según señala Yolanda Gil (Arquitectura Barroca de Castellón. Dip. Castellón, 2004), el miembro más antiguo, y uno de los más destacados y desconocido de esta saga es Martín Dols, documentado entre 1694 y 1737, que se nos presenta como un maestro itinerante que acomete importantes obras de carácter hidráulico, así como la traza de numerosos templos.

 

Las primeras noticias nos lo presentan en Olocau del Rey entre 1694 y 1700 trabajando en algunas obras de carácter menor. En la primera fecha era llamado como experto durante la renovación de la iglesia parroquial que estaba siendo llevada a cabo por Francisco Pallarés. Se le llama para consultarle “si avien de derrocar los archs del cubert”. Unos años después entre 1699 y 1700 realizaba la obra de algunos cuartos en la hospedería de la ermita de San Marcos en la misma población.

 

No sabemos nada más de los primeros años de formación de Martín Dols, no sabemos qué edad tenía ni si por entonces vivía en Mirambel, lugar de donde afirmará proceder posteriormente y no volveremos a encontrarlo hasta bastante más tarde, después de la Guerra de Sucesión, dirigiendo las obras de uno de los templos más significativos de la zona, la iglesia parroquial de Ares, en la que trabajó ayudado por José Dols, probablemente su hijo. En 1733, según el protocolo notarial de Joseph Artola (nº 50, 92r-v), escritura de 4 de noviembre de 1733, Martín Dolz, albañil de Ares otorgaba poderes a su hijo José Dolz, también albañil de Ares.

 

Las obras de Ares se prolongaron, al menos, entre 1717 y 1732, 15 años en los cuales los Dols debieron instalarse en la localidad. El trabajo en forma de cuadrilla constituida por miembros de la misma familia permitiría trabajos simultáneos en otras localidades y la progresiva independencia de José Dols respecto a su padre, Martín Dols, que iba a ir limitando su trabajo a la traza, reservando la realización de las obras a otros miembros de su familia. Con la construcción del templo de Ares, los Dols se ponían al servicio del programa trazado por el obispo Juan Mígueles de Mendaña, empeñado en la construcción de templos parroquiales con amplios claustros laterales que permitiesen el paso de las procesiones. Aparece también el programa decorativo que va a caracterizar muchas de las construcciones de esta familia, brazos del crucero rectos con complejos abovedamientos de lunetos idénticos a los que aparecen en templos aragoneses como la parroquia  de Manzanera y la capilla de la Virgen del Pilar de Calanda o los querubines, sartas de frutas y mascarones en los capiteles en la ordenación de la nave. En  el exterior destaca en el paisaje la imponente fachada pétrea de perfil mixtilíneo de proyectadas columnas donde destacan la hornacina polilobulada del segundo cuerpo, muy similar a la que se alberga en la fachada del templo del Mas de las Matas. El primer cuerpo se ordena con columnas salomónicas sobre pedestales abombados idénticos a los del Mas de las Matas, y muy similares a las de la parroquial de Portell, obra sin duda de los mismos maestros.

 

Martín y José Dols volverán a aparecer juntos en 1725 contratando la construcción de la iglesia de El Boixar, en este caso un templo mucho más modesto, y donde una vez más los planos serán obra de Martín Dols, mientras que la construcción, que se alargará hasta 1729, se encargó a José Dols, que cobró por ella 589 libras.

 

Al mismo tiempo que la personalidad como tracista de Martín Dols se consolida y mientras su hijo se hacía cargo de las obras de Ares y El Boixar, en marzo de 1728 Martín contrató una de las obras más importantes realizadas a lo largo del siglo XVIII en Morella, el encañado del agua de la fuente, haciendo constar que era un maestro albañil y cantero vecino de Mirambel. Este encañado consistía en el encauzamiento del agua de la fuente de Vinachos hasta la población levantando y ampliando el acueducto medieval. Dols estuvo ocupado en las obras del acueducto desde 1728 hasta 1731 en que fue relevado de su obligación, pero su vinculación a la obra debió de continuar, pues en 1734 aún cobraba diferentes cantidades por haberse trasladado desde Mirambel a Morella “para anivelar los arcos de Santa Lucia y desde el fin de dichos arcos hasta encontrar la antova vieja, guiar la obra y asentar canales”.

 

Por entonces la actividad de padre e hijo se habría separado definitivamente: Martín Dols pasaría a trabajar básicamente a la zona del obispado de Teruel, acusándose cada vez más su personalidad de tracista, mientras que José y sus hermanos quedarían en el obispado de Tortosa y Zaragoza.

 

El 1729, José Dols, denominándose como cantero del Mas de las Matas, se obligaba a construir la torre de la iglesia de Calaceite, de acuerdo a la traza realizada por el franciscano de Alcañiz fray Atanasio Aznar. La alusión en este caso al lugar del Mas de las Matas se debe a que mientras se encontraba trabajando en la iglesia de Ares, José Dols fue llamado desde aquel lugar para reconocer el antiguo templo que amenazaba ruina, del cual desmontaría lo más peligroso. Pero antes de hacerse cargo definitivamente de las obras del Mas de las Matas y probablemente aún vinculado a las de Ares, José se presentaba a la subasta de las obras de la iglesia de Alcalá de Xivert, el templo más importante de su tiempo, que por entonces iniciaba su construcción según trazas del valenciano José Herrero.

 

En 1736 José Dols junto a un miembro de la familia al que hasta el momento no conocíamos, su hermano, Francisco Dols, autodenominado arquitecto, contrató la construcción de la iglesia parroquial del Mas de las Matas, donde iban a permanecer al menos doce años, hasta 1744, año en que se inauguró el templo. Las obras contratadas en 1736 incluían la construcción de la torre, capilla de comunión, sacristía, sala capitular y portada e importaban la cantidad de 4.440 libras.

 

La actividad de Martín Dols se prolongaría en los años siguientes muchas veces lejos de sus hijos y más centrada en la traza de templos que en la construcción propiamente dicha. Sabemos que en 1737 cobraba el diseño de la iglesia de San Miguel de Teruel que iba a construir M. Calvo.

 

La ralentización de las obras de la iglesia del Mas de las Matas permitiría a los hijos de Martín que en 1743 firmaran las obras de la ermita de Santa Bárbara en la Mata de Morella junto a Jayme Asensio de Las Parras, y también en nombre de Francisco Dols. Los tres firmaron como maestros de obras. No sabemos en qué año se terminaron las obras, que aún seguían en 1746.  En este caso se perpetua la sociedad entre los dos hermanos, donde desaparece definitivamente el padre, Martín, incorporándose un nuevo miembro de la familia, Jaime Asensio de las Parras de Castellote. Con la ermita de La Mata se inicia una serie de templos que tienen una secuela inmediata en la de San Cristóbal de Saranyana en Todolella, probablemente construido por los mismos maestros y caracterizados ambos por presentar una gran nave única flanqueada por pilastras.

 

J. D. Bautista ha documentado la participación de Joseph Dols en la construcción de la iglesia parroquial de Portell que presenta estrechas concomitancias con otras obras de esta familia. Este templo debía estar terminado en 1750 y por tanto las obras se desarrollarían al mismo tiempo que las de Mas de las Matas.

 

Probablemente el mismo maestro o su hijo sea el Joseph Dols, que interviene en la construcción de la iglesia de Cinctorres junto a los Ayora, entre 1763 y 1782. El aragonés, también intervino, aunque fuese de manera puntual en la construcción de la iglesia parroquial de San Jaime de Villarreal. Fue Jose Dols, el que sustituyó a Nadal al frente de las obras del templo en 1763, a la muerte de este, pero dos años después, en 1765 cedía la continuación de las mismas a su sobrino José Ayora. Hay que tener en cuenta que las dos familias estaban trabajando juntas en ese momento en Cinctorres y esto no hace sino contribuir a estrechar los lazos entre ambos templos.

 

Pese a su avanzada edad José Dols aún nos dejó otra obra: en torno a 1768 debió de realizar las trazas de la ermita de San Marcos de Olocau del Rey, finalmente construida por Fernando Molinos.

 

Javier Palomo Ferrer

 

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