Al puente de Santolea

Miguel Perdiguer

¡Santoleanos¡ ¡Santoleanas!
Ya no veréis más el puente,
sólo su grato recuerdo
descansará en vuestra mente.

Era el hijo predilecto
de su madre: Santolea,
que púsose un velo blanco
para no ver la tragedia.

Una máquina siniestra,
en frío mes de Febrero,
lo derribó sobre el río
que fue su fiel compañero

¡Si sería el día triste!
¡Cuán grande sería el llanto!
que hasta la madre Natura
le puso un sudario blanco.

¡Adiós! querido puente.
Te recordaremos siempre.