Crisis
Jesús Timoneda

Todos sabemos que estamos atravesando una crisis económica, pero tal vez ignoren algunos que también es una crisis de valores. Hasta ahora TENER era considerado como la receta que suministraba casi todo. Quizás ahora despertemos y valoremos más otros aspectos de la vida que hasta ahora estaban olvidados, como EL SER. Si nos fijásemos solamente en las cosas que hay en la mayoría de las casas de nuestro mundo rico, porque debemos recordar que vivimos en la parte rica del planeta, y las que había hace unas décadas veríamos la gran diferencia. Atesoramos, poseemos, TENEMOS, muchísimas más cosas. ¿Somos más felices por ello? ¿Nuestra vida es más relajada? ¿Los padres disponen de más tiempo para jugar con sus hijos, hablar con ellos? Si observamos bien, es fácil comprobar que hay más ansiedad, pues siempre deseamos más y más. También aumentan las depresiones, las separaciones de parejas, todo aparece como pasajero, efímero. ¿No vale más ser mejor persona, ser más amable, generoso, responsable, respetuoso, cultivar más las buenas relaciones personales, la salud, la inteligencia, la formación profesional y humana, la amistad, la compasión, el compartir, EL AMOR hacia todos y hacia todo nuestro entorno? Siempre se acaba en EL AMOR, que es la energía más poderosa del Universo (algunos la llaman DIOS). Si ponemos AMOR en nuestros pensamientos, palabras, obras, y sentimientos nos sentiremos mucho mejor. En suma SER más que tener, ya que los bienes podemos perderlos, pero una buena preparación y disposición para enfrentarnos a los problemas sin desfallecer, con ánimo saludable, con buen humor, todo esto no nos lo podrían arrebatar. De este modo cualquier crisis, problema, angustia, etc., nos pillaría bien preparados.

Esta crisis económica que nos atenaza y nos angustia parece que se va a quedar por mucho tiempo, eso si es que salimos de ella, cosa muy difícil, puesto que los gobiernos, sobre todo los más poderosos, no han aprendido nada de las causas que desembocaron en esta situación. Si continúan empecinados en cometer los mismos errores, y todo indica que así es, la próxima crisis económica tal vez sea arrasadora, terrible, muchísimo peor que ésta. Es cierto que fueron las entidades financieras, léase bancos, cajas de ahorros, sociedades de crédito, grandes aseguradoras, etc., las que nos han hundido por su avaricia desmedida en esta crisis, sin embargo no son los únicos responsables. Muchas personas gastaban, se endeudaban, sin pensar las consecuencias, como si el tener les concediera toda la felicidad, la paz, el afecto, etc. ¡Qué gran error! No obstante, de esta inmensa crisis total, que abarca no sólo lo económico sino toda una manera de entender la vida, no me cabe duda que aprenderemos al fin todo lo que no pudimos o no quisimos mientras el bienestar material campaba a sus anchas. La lástima es que, como casi siempre, ese aprendizaje es por dolor, a través de las consecuencias de nuestros errores. ¿No sería mejor aprender, crecer en la buena dirección como seres humanos buscando, compartiendo, todo lo mucho que nos une, por medio de la comprensión, la tolerancia, las buenas relaciones personales, etc.?

Es evidente que entramos en una nueva era, en un mundo nuevo, que si sabemos aprovecharlo podemos salir airosos y fortalecidos, pues todos sabemos que se aprende más de los errores que de los éxitos. Pongamos cada uno nuestro granito de arena para mejorar este mundo de todos, cada uno desde su parcela, con honradez, sentido de la justicia, afecto. A veces basta una sonrisa, una palabra amable, para abrir la puerta del corazón del otro.

De todos nosotros depende. Todavía estamos a tiempo, aunque el cambio de era o de ciclo cada día se siente más porque está más cerca.