La SGAE y los pueblos

La Sociedad General de Autores y Editores se ha ido convirtiendo, con el paso de los días, en una sociedad de recaudación que encuentra su particular filón en cualquier sitio donde suene una sutil melodía (un bar), se actúe, se baile, se vea... se dice de broma que algún día pagaremos por respirar y seguro que alguien en el futuro lo hará porque nos estamos cargando el planeta y surgirá alguien que saneará el oxígeno o lo creará y nos hará pagar por ello... pero bueno, eso es otra historia.

La cosa está, hoy y ahora en la SGAE y la relación que mantiene más allá del sector privado, más allá de donde puede empezar el abuso de unos para terminar por arrollarnos ellos, con el visto bueno del poder político que con tal de que no le canten o le silben en los premios Goya es capaz de mucho... pero esa es hoy otra historia.

Vamos a lo que vamos: en un pueblo como Mas de las Matas que tiene las ciudades más dinámicas culturalmente, normalmente por ser más numerosas, a unos cuantos kilómetros es normal que aquí, cada uno de nosotros, se busque la vida como pueda para saciar la sed de ver cine. En la necesidad está la fuerza de los piratas, en ello y en los altos precios que se pagan por una butaca de cine (eso si hablamos del séptimo arte). De eso a querer lucrarse con el negocio de bajar y vender películas desenfocadas, con mal compás entre la imagen y el diálogo y con personas pasando y traspasando, por no hablar de las temporadas de los enfriamientos va un mundo... Hay personas que no miran para nada lo que venden ni la calidad del producto. Eso sí le hace un flaco favor al mundo de la creación, pero pensemos en el chaval de la manta que normalmente es el último eslabón hasta nosotros, el que no se ha bajado ni la peli o la música y al que le depende el plato de comida de ello. Pues eso, que es muy fácil echarle mano, sin más... mientras otro “espatarrado” en su silla es el que saca beneficio explotando a diestro y siniestro.

Pero eso no justifica para nada la actitud, diría también pirata de la SGAE, que de manera ridícula va tras los bares, pubs, restaurantes con hilo musical, emisoras de radio (desde las más importantes que se ganan la vida hasta las más humildes) y Ayuntamientos. Este verano, como había poco que rascar (desde el punto de vista de “grandes titulares”), algún informativo se hizo eco del “acoso” al que era sometido por la SGAE en derechos de autor y editor por el tema de las orquestas de las fiestas de verano y eso. Nos enteramos el otro día que también les llaman a la puerta si la compañía “X” de teatro representa una obra. Del buen uso de la dignidad al abuso hay un trecho, pero estos utilizan pértiga. No se puede consentir o, mejor, no debería consentirse que el pueblo deba pagar tanto por tener acceso a la cultura porque eso recrea el decrecimiento de toda una masa social en materia de conocimientos, cultura y saber estar en el futuro... aunque no lo creamos eso repercute en todo hasta en el valor que se le da a la más insignificante de las cuestiones o al nivel académico que en la vida se alcance. Si a los jóvenes y no tan jóvenes se lo ponemos mal para adquirir revistas, libros, música, cine...éstos se buscan la vida y algunas veces se saltan las tangentes. Está claro que no lo es todo, pero si pensamos un poquito, ¿no creen que hacerse con una buena lectura es caro?, ¿y con un ansiado CD de tu grupo favorito?, ¿cómo sale una tarde de cine?...Es de justicia que cada uno, con su trabajo, viva y pueda hacerlo, además, dignamente, pero es también justo el principio de la igualdad que, muchas veces, empieza a hacerse añicos por estas conductas. Está claro que el mundo del “artisteo, la creación y el intelecto” es especial, pero que nunca olviden de donde vienen, todos somos pueblo de ahí venimos y no salimos... Lo dicho, aunque no lo crean, todos somos iguales.