El regreso del Comendador

Las guerras del XVIII

Andrés Añón

En esta edición de “El Regreso del Comendador” convivirán en las calles del pueblo los tercios de infantería del capitán Bonprezzi con un regimiento de la Milicia effectiva 1608 de la Villa Real de Algemesí

Los tercios del capitán Bomprezzi y la milicia de Algemesí son el recuerdo del viejo ejército que durante el XVII hizo lo que pudo por mantener el poder de la corona española en Europa y América.

Los ejércitos españoles de aquel tiempo estaban formados por soldados reclutados en todos los dominios de los Habsburgo hispánicos y alemanes, amén de otros territorios donde abundaban los soldados de fortuna y los mercenarios: alemanes, italianos, valones, suizos, borgoñones, flamencos, ingleses, irlandeses, españoles, etc. En esta época el arma reina del campo de batalla había sido la infantería. No se podía dar por ganada una batalla hasta que no se conseguía acabar con los bloques de infantes enemigos. Estos, en el transcurso del siglo, habían ido adoptando progresivamente formaciones de menor profundidad, mejorando así el rendimiento de su capacidad de fuego. A finales de siglo la aparición de la bayoneta desplaza por completo a la pica, dando al infante la capacidad de defenderse de la caballería y, sin cambiar de arma, disparar.

A partir del siglo XVIII, con la instauración Borbónica, los tercios son sustituidos por el modelo de ejército francés. La formación de combate de la infantería pasa a ser el batallón, de aproximadamente 600 hombres en 3 a 5 filas de profundidad. Los ejércitos se organizaban en regimientos de uno a dos batallones y en el campo de batalla se situaban en dos filas separadas a unos 300 pasos, distancia efectiva del fusil.

Debido a la baja precisión de las armas de la época, que apenas alcanzaba el 5%, todo el empeño se ponía en concentrar el mayor numero de disparos simultáneamente sobre un punto, primado la velocidad de cadencia sobre la puntería. El combate se decidía en la mayoría de los casos cuando el elevado número de bajas acababa desmoralizando a uno de los contendientes. Las cargas de bayoneta eran escasas. La artillería se empleaba para hostigar al enemigo a mayor distancia, pero su uso aún no era decisivo en el campo de batalla.

La guerra más importante del siglo XVIII fue la de Sucesión Española (1701-1714). Hubo guerras contra Italia entre 1740 y 1746; guerras contra Inglaterra y Portugal en 1762; guerra en las Islas Malvinas en 1770; guerra en Argel en 1775; Gibraltar entre 1779 y 1783; la recuperación de Menorca en 1782;

La mayoría de estas guerras fueron un desastre militar para el ejército español y supusieron un gran gasto al estado. A pesar de ello y exceptuando la de Sucesión, no tuvieron gran repercusión en la vida civil del país, que contó con grandes reformas y avances significativos en todos los campos.