Las buenas gentes del Mas
Ricardo Martín

Cuando en la vida te encuentras con gente de naturaleza bondadosa, sencilla y servicial, te invade una profunda sensación de alegría e ilusión por seguir en la lucha diaria. Ocurre con mas frecuencia de lo que creemos. Aparentemente el mal se ha instalado en el mundo con autoridad, y parece que solo la falsedad y la mentira triunfan. Nos invade y nos influye desde todos los ámbitos. Solo hay que enchufar el televisor cuando emite algunos programas. O en la mayoría de los medios de comunicación que solo son aparatos de propaganda de determinados intereses que se han instalado en el poder. Incluso nos inquietan personas cercanas a nuestro círculo de amistades o del trabajo. Cuanto han cambiado y cuantos valores han echado por la borda.

Por eso, cuando te tropiezas con gente buena, el corazón se vuelca. Son personas que hemos visto siempre así, con su sencillez y su paciencia. Que también tienen a veces grandes problemas, pero que los afrontan con entereza y confianza en Dios. Siempre dispuestas a servir con alegría y con dulzura. Que no dan codazos por destacar o por tener protagonismo. Que no guardan rencor. Hombres y mujeres. Ancianos y jóvenes. Grandes masinos y masinas. ¡Con qué paz sobrellevan sus años y sus achaques los mayores y con que viveza en sus ojos te miran y te hablan!. ¡Con qué fortaleza afrontan sus problemas los jóvenes y con qué energía se entregan a los demás!. Les encuentras en la calle, en la residencia, en las fiestas o en los velatorios, y su presencia te reconforta.

Quizá el problema es que el mal hace mucho ruido. Es muy mediático y embelesa a los incautos. El bien es silencioso y muchas veces anónimo: la mano izquierda no sabe lo que hace la derecha. Se extiende como una mancha de aceite y cala como una gota de agua persistente.

A todas esas gentes del Mas, que hacen con su dedicación diaria a los demás que nos sintamos a gusto en nuestro pueblo; a todos los que nos dejaron para irse a gozar de la gloria y cuya huella aun nos trae la paz y el sosiego, quiero recordarles en este escrito. En especial a una masina generosa y buena que fue mi madrina y que ejerció como tal de una forma admirable.