Este año dicen los masinos, que llevan aquí en esta tierra suficientes días como para poder hablar con propiedad, que el invierno ha sido invierno y no un asomo de imitación. En resumen, ha sido un invierno largo y duro y cuando entremos en la primavera todavía se pueden esperar algunos coletazos de esos que sacuden nuestros termostatos más íntimos. Veremos, tiempo al tiempo.
El caso es que este intervalo temporal se ha aprovechado bien para ir realizando el trabajo, que podríamos denominar de “hormiguillas”, que desde el Grupo de Estudios Masinos se ideó con la mejora y acondicionamiento del edificio de la Alfarda y en el seguir mejorando las instalaciones del molino harinero, la limpieza de la acequia que lo alimenta, la mejora de los pisos superiores de Casa Feliu.....Aunque los esfuerzos, de todos, se han volcado en la Alfarda, edificio que sorprenderá (una vez terminado), a todos los masinos, masinas y visitantes.
Hemos mencionado la limpieza de la acequia que transcurre entre las turbinas y el lavadero del Hinchidor .En casi quince años a nadie se le había ocurrido limpiarla cada “X “ tiempo, así que la basura se acumuló como si la propia acequia pudiese adquirir el triste y nauseabundo síndrome de Diógenes.
Pero, ¿la basura de dónde viene?; la basura es nuestra y es responsabilidad de todos los masinos y masinas, sin excepción, que deambule por las acequias, lavaderos, caminos, calles....pero el día en que las aguas delataron todo lo acumulado en quince años fueron muchos los que sintieron, allí en directo, una punzada de vergüenza propia y ajena....Todo influye: la dejadez, la indiferencia, la mala educación y el típico: “bueno, bueno...por un día que tire esto, no pasa nada...”. Pero lo mismo lo repiten y lo dicen otros muchos....y el resultado son nuestras calles sucias, las aguas llenas de basuras y la imagen de un pueblo y de sus gentes mancillada. La solución es clara y todos la sabemos, nunca es tarde para aplicarse.