Otra economía (II)
Jesús Timoneda Monfil

El sistema económico basado en la explotación ilimitada de los recursos naturales no tiene futuro. Ahora hay intentos de aplicar modelos alternativos, como es el armonizar la actividad humana con la Naturaleza. Es el caso del llamado desarrollo sostenible, tecnología con rostro humano, trabajo digno, calidad en vez de cantidad, aprovechamiento y reciclaje en lugar de despilfarro, tecnologías no contaminantes, equilibrio ecológico, etc.

Según E. F. Schumacher hay dos sistemas económicos totalmente contrarios en sus objetivos y en sus valores: uno es nuestro sistema materialista (capitalista o comunista), cuyo objetivo es la máxima acumulación de dinero y objetos de consumo; el otro está basado en la justa subsistencia y el camino medio entre los extremos, el cual persigue un máximo de bienestar humano y no busca acumular bienes materiales más allá de lo necesario para satisfacer las verdaderas necesidades humanas.

A medida que aumentan nuestras necesidades artificiales, falsas, se incrementa también nuestra dependencia de fuerzas externas sobre las cuales no tenemos control, y por tanto aumenta nuestro temor.

La Economía debe estar al servicio del ser humano y no al revés. La ley del máximo beneficio a cualquier precio debemos rechazarla. Ahora se habla mucho de la globalización o mundialización de la economía. Se hace hincapié en el sentido de que el mundo es un gran mercado, que debe ser libre para el fácil movimiento de capitales y mercancías. Sin embargo se comenta muy poco sobre las repercusiones de todo eso sobre la vida cotidiana de las personas. Basta decir que la diferencia entre países ricos y pobres aumenta en vez de disminuir. Las enérgicas manifestaciones de Seatle (Estados Unidos) fueron una muestra de que muchísimas personas no están dispuestas a que se siga por ese camino, sin tener en cuenta un desarrollo equilibrado, ecológico, armónico y justo, que contemple la no discriminación así como la ayuda a los países más atrasados para que no se queden descolgados.

Ni la economía capitalista ni la comunista valen a estas alturas, pues los dos sistemas tienen en común un feroz materialismo. Es tiempo de «otra economía».

Quiero ser optimista porque se ven indicios, atisbos, de que algo se mueve. Lo de Seatle fue un ejemplo claro. Hay muchas ONGs con buenas intenciones, empresas cuyas inversiones se controlan para comprobar que solamente se emplean para fines honestos, lícitos, ecológicos; el auge de las redes del comercio justo. Los viejos y caducos sistemas económicos desaparecerán, no porque se destruyan violentamente, ni siquiera pacíficamente, sino porque el nuevo modelo alternativo y paralelo se impondrá finalmente, simplemente porque es más humano y más útil. Lo que se necesita es imaginación y creatividad. Nadie nos regalará nada.

La crisis económica actual, que afecta a todo el mundo, corrobora lo que digo. Se puede analizar de muchas formas, sin embargo en muchos aspectos se veía venir y nadie hizo nada. Y es que el afán de acumular bienes, superfluos muchísimas veces, es muy grande. Al final ha desembocado en una situación dramática para muchísima gente. Nada será como antes a partir de ahora. A pesar de ello creo que será para bien, así aprenderemos, aunque sea con dolor. Es que se acaba un ciclo y empieza otro (Todo en El Universo va por ciclos). El próximo ciclo que ya comienza, aunque cuando adquirirá más fuerza será muy pronto, menos de una década falta, será sin duda positivo. No obstante aunque será positivo de nosotros depende el que sea pacífico y paulatino o bien violento.