Las ventajas del parado
José Manuel Pastor

Gracias a la política económica y empresarial de los últimos años, se ha logrado llegar a una crisis mundial sin precedentes, todo un hito histórico. En España se ha conseguido, por ejemplo, llegar a los tres millones de parados.

Tres millones de personas que disfrutan de una mejor calidad de vida. Para empezar, una gran parte de ellos cobra sin trabajar. Es cierto que en la mayoría de los casos el sueldo es más que justito, pero que más se puede exigir por estar un mes tocándote los “mismísimos”. Además, este apretado sueldo te enseña, o obliga, a ahorrar. Se sigue yendo a los centros comerciales, pero ya no se compra por comprar. Antes veías una camisa, te gustaba y la comprabas:

- Tengo quince en casa, pero ésta me gusta. La voy a coger. Un día u otro me la pondré.

Ahora no. Si ya tienes camisa, esa sección la pasas de largo. Compras con más objetividad, sólo lo que necesitas.

Igual pasa en los supermercados. De hecho, se está frenando un problema general que comenzaba a sufrir nuestra sociedad: la obesidad. Si se hiciese un estudio, se demostraría que el parado adelgaza más rápido que un trabajador que está todo el día haciendo esfuerzo físico. También selecciona mejor un parado su ocio: antes iba al cine y no miraba qué película era mejor visionar:

-¿Cuál vemos, cariño?.

-Bah, que más da, solo es para pasar el rato.

Ahora no. Antes de ir al cine, coge la cartelera, mira quien la dirige, quien la interpreta, y lo más importante, cuál dura más tiempo. Si ahora se reestrenase Titanic, tendría tres millones más de espectadores. Por no hablar de ir una noche a cenar. Un parado mira con detenimiento toda la carta, a ver qué plato por el mismo precio ofrece más ingredientes, y el café y la copa se la toma al llegar a casa.

Otro aspecto preocupante en nuestra sociedad que se ha fomentado es la lectura: un parado en un día se lee el Marca, el Heraldo si está en Aragón, un par de suplementos dominicales y alguna que otra novela que hace años que llevaba entre pies. No sería de extrañar que alguno se leyera en 2009 La Biblia, El Quijote (las dos partes claro), y Los Pilares de la tierra.

En otro aspecto que gana un parado es en salud. ¿Cuántas bajas hay en un solo año en una gran empresa por accidentes laborales?. ¿Y por estrés, ansiedad, lipotimias,…?. Y por supuesto, la reducción de trabajadores evita el temido acoso laboral. ¿Cuánto dinero se han gastado los trabajadores en psicólogos?. ¿Y en medicamentos?. Sin duda, es la mejor terapia. Al parado le llega una paz interior que nunca, en su vida laboral, había experimentado. Ya no necesita Yoga, ni Tai – Chi, ni ningún otro tipo de relajación. Se borra del gimnasio y hace el deporte en los parques, al aire libre, ni necesita sesiones de rayos uva para mantener el moreno: puede estar todo el día en un banco sentado al sol. Más ahorro.

¿Y si tiene pareja?. Éxito asegurado. Lo primero que desaparecen son las jaquecas. Todos hemos oído alguna vez esta frase:

- Cariño, estate quieto. Hoy no me apetece. Tengo jaqueca.

Se acabó. Adiós a las jaquecas.

Si están los dos parados, se soluciona otro de los grandes problemas actuales de las parejas: la planificación familiar. Tienen tiempo para todo. Van juntos a buscar al niño al colegio, y al más pequeño lo tienen con ellos, no necesita guardería. Planifican juntos las compras, que tanto problema supone sí trabaja:

- ¿Has cogido el pan?.

- ¿ No quedemos que lo cogías tú?.

- A mí ya sabes que me va muy corrido…

Eso por no hablar de tener que hacer comida para tres o cuatro días, porque la mayoría de las veces ya casi les toca comer de pie.

Otro problema que evitan es el del mando del televisor. Hay tiempo suficiente para que los dos lo disfruten. De hecho, al estar los dos juntos, ni necesitan tres televisores, ni tres móviles, ni un ordenador y dos portátiles, ni dos coches,…más ahorro.

Y si uno trabaja y el otro no, que sensación más bonita llegar el /la currante a casa, todo recogido, la comida hecha, los niños bañados,…todo atenciones. En definitiva, el paro afianza la unión de la pareja, algo que no ha conseguido el clero en veinte siglos. ¿Y el sexo?. El mejor. Sexo descansado. Los currantes siempre con prisas y mala calidad debido al estrés acumulado, discusiones:

-Antes me llenaba más estar contigo.

-Estoy cansado y nervioso, cariño. Lo siento.

Dos parados no pueden fracasar. Y si se cansan, saben que al día siguiente pueden dormir todo el día. Ya no hace falta ir más a la sexóloga. ¿ No es un placer?.

Un parado también mejora su relación con la familia. Deja de ir a esquiar en las navidades o a la playa diez días seguidos al verano, por pasarlos junto a sus padres en el pueblo, en navidades cogiendo olivas y en verano regando alfalfa. Y lo mejor para un parado: la comida y el alojamiento lo tiene gratis.

Hace nuevos puntos de sociedad. Deja de frecuentar los bares y comienza a ser más asiduo en INAEM ( ¿ donde se puede conocer más gente?), los clubs de empleo, los cursos de desempleados,… La de gente que llega a conocer, y lo que es mejor, nadie le hace la temida pregunta:

-¿ Ya has encontrado trabajo?.

Allí son todos de su condición. Una nueva secta.

No envidia un parado ni a los deportistas: pobre gente, toda la vida luchando por mantener la forma y nada, los tienen que prejubilar con treinta y pocos años porque ya no rinden. Algunos no pueden más aunque les primen por estar bien durante cinco compromisos deportivos. Estoy seguro de que en el fondo a ellos también les gustaría estar en el paro.