Agosto festivo

Agosto es un mes atípico, la vida cotidiana se trastorna, en general es un período vacacional pero si no lo es también se vive a otro ritmo, parece que todo derrame fiesta. Por aquí el autobús fiestero ha recorrido esos pueblos llevando viajeros alegres, divertidos y algún que otro gracioso. Como colofón las fiestas del Mas, punto de encuentro para vecinos y veraneantes, ¡Que días! Las peñas desempolvan sus camisas, camisetas y monos y a no parar. Y ese grupo de voluntarios de fiestas que se llama Comisión a trabajar para que todo esté apunto y a tragarse las quejas - que siempre hay quien se queja de algo –. La gente fluye por doquier en plazas y calles, y por la noche en eras y trascorrales. El día de mayor actividad es el viernes, con encierro, carrozas, toros, baile…Este año el tiempo acompañó y una ligera lluvia refrescó la tarde taurina. Por lo demás, lo de siempre: presentación de majas, toros embolados, toros de fuego, fuegos artificiales…y las frecuentadas exposiciones del Grupo de Estudios Masinos, más de treinta años aportando arte a las fiestas. Se dice que cada año se repite lo mismo, que habría que cambiar. Es cierto, pero las infraestructuras se mejoran, las actividades aumentan y la moral no decae. Es importante que el ánimo festivo y las ganas de convivir campantemente se conserven. Así ha sido siempre.

Acaban las fiestas y el verano toca a su fin. No todo es ocio y alegría, cada verano arrastra un drama en alguna parte del mundo: La invasión de Georgia, la masacre terrorista en Argelia o el accidente de avión en Barajas. Es la perpetua contradicción de la propia existencia. Ahora toca seguir. Este número de El Masino trae la memoria de agosto.