¿Tú lees EL MASINO?
José Manuel Pastor

Me parece curioso lo de EL MASINO: todo el pueblo, aproximadamente, lo tiene, pero tú preguntas y nadie lo lee. A mí me recuerda a la Biblia o a la Enciclopedia Salvat. Llegas al pueblo y oyes que tus amigos hablan de si van a cambiar el nombre de una calle o van a poner más contenedores, y tú dices: - ¿Ah, si? No sabía nada.

Pues ahí siempre aparece el típico que te afirma con rotundidad y autoridad, casi enfadado: - Hombre, venía este mes en EL MASINO.

Es curioso lo de EL MASINO. Parece una especie de tabú, o que te pueden señalar por la calle si reconoces abiertamente que lo lees.

Afortunadamente, siempre están aquellos que hacen una crítica constructiva: - El papel es de buena calidad. Prende bastante bien en la estufa, ahora, para utilizarlo en el baño raspa un poco, tendría que ser más suave.

También encontramos a los que hacen análisis detallado de cada una de las páginas: -La editorial no tiene “enjundia”. Sólo hay “peloteo” al GEMA o a alguna institución que ha aflojado la cartera para subvencionar sus “chanchullos”. Luego aparece, lo que yo llamo, el “NODO” leído: la página del Ayuntamiento y del GEMA explicando lo que se pretende hacer pero no está claro que se lleve a cabo. Me recuerda el NODO que soportaban nuestros padres en el cine antes de poder disfrutar del estreno de turno. Una vez pasas la página “oficial”, llegan las colaboraciones, que hay un poco de todo, como en botica: desde poesías hasta artículos descalificativos, hala, todo mezclado, parece un puré de verduras. Pero si hay algo que no soporto es la entrevista: menudo “palo”, dos páginas o más que no hay quien las digiera. Lo mejor de la entrevista es la foto, así si por el nombre no conoces al penitente sufridor que pasa por ese calvario, la foto ayuda mucho. Si Jesús de Nazaret volviera a la tierra y lo entrevistase este elemento, volvería a clavarse de nuevo en la cruz, pero esta vez ÉL solo: -Yo no vuelvo a resucitar más. Que hagan lo que quieran.

Para pasar un buen rato con este montón de pliegos has de ir hasta la última página, ahí si disfruto, primero crónica sarcástica con una “pinchadita” por aquí y otra por allá y al que le pique, que se rasque. Y el colofón con EL MAÑICO, qué personaje más acertado y sensato. Esto es lo que salva EL MASINO.

Y tú, después de oirle, piensas: - Menuda crónica, para alguien que no lo ha leído.

Pero si es difícil leerlo, aún parece que es más difícil escribir: todo confiado, tú sabes que nadie lo lee, que sólo enciende estufas, y escribes con total libertad. Pues no, de pronto aparece alguien que se “mosquea” y te quiere llevar a juicio, que lo rectifiques:

- Pero ¿qué más da? ¡Si nadie lo lee!

Lo dicho. Es curioso lo de EL MASINO.

Y así han pasado la friolera de veinticinco años: el GEMA publicándolo y el usuario encendiendo estufas. Claro, es comprensible: donde haya una buena Biblia o Quijote adornando la estantería del comedor, que se quiten todos los MASINOS publicados. Y es que hay tradiciones que nunca cambian: tener la Biblia en casa o ir a empujar la puerta de El Corte Inglés el primer día de rebajas. Son ya tradiciones muy arraigadas.

A mí de todo esto, el único consuelo que me queda es que se que este escrito no lo va a leer nadie. Ventajas de escribir en EL MASINO.