Fin de semana en Albarracín
Edurne Guevara

Rincones que se graban en la memoria….…para volver y recorrerlos de nuevo.

Desde Riodeva.

Llegamos a Riodeva, es temprano el cielo está enmarañado y hace fresco.

Me explican en el bar de Riodeva, mientras disfrutaba de un terapéutico café, que “según cuenta la leyenda” el pueblo lo fundó un asturiano, poniéndole de nombre Riodeva, recordando al río "Deva" de las tierras de la sidra asturiana.

Riodeva, en nuestros apacibles días, vuelve a estar de actualidad. Es uno de los rincones del mundo privilegiados en paleontología, ya que en su término municipal se han encontrado restos de uno de los dinosaurios mas grandes del mundo, el "Turiasaurus Riodevensis". Las excavaciones siguen todavía hoy con un equipo de la fundación paleontológica de Dinópolis Es tanto el impulso que ha tomado la cuestión que el pueblo reclama un museo.

Quizás algún día se cuenten otras muchas leyendas que transcurrieron, casi de paso, allí: cuentan que este pueblo contaba con uno de los olmos más grandes de España. Era tan alto—la gente flexiona las cervicales hacia el cielo—y una voz afirma que llegó a ser más alto que a la torre de la iglesia. El olmo de Riodeva ha dejado una huella triste con su pérdida víctima de la grafiasis….tanto es así que se añoran con emoción las hogueras alrededor de su tronco con la reunión de las gentes del pueblo.

Nos tenemos que ir y lo hacemos dejando este corro singular de “trovadores de leyendas” como si a nosotros también nos habrían arrancado algo del recuerdo.

Nos enseñan el camino para visitar las antiguas minas de azufre que, aunque pertenecían al término municipal de Libros también daba trabajo a mucha gente de Riodeva y de otros pueblos colindantes, todavía se pueden ver numerosas cuevas con tabiques interiores que servían de casa a los mineros (una de ellas curiosamente restaurada), una iglesia escavada en la roca, ruinas de caserones, galerías mineras y almacenes con restos de azufre. Al parecer, al morir el ingeniero alemán encargado de la explotación minera ésta cerró.

Las minas de azufre de Libros se encuentran en el margen derecha del río Turia, cerca del Rincón de Ademuz. Estas minas se explotaron desde mediados del siglo XVIII. Y lo mineros, ya entonces, vivían en cuevas, excavadas en la roca, decadentes, pero muy funcionales.

Su forma de vida era, más bien, precaria y disponían de cocina, dormitorio, y algunas con estancias para caballerías.

En la posguerra se construyó un poblado minero con toda clase de servicios: las viviendas bien equipadas para aquellos tiempos, servicio médico, cuartel, carnicería, panadería con horno (que estaba de enhorabuena para la Festividad de Santa Bárbara, cuando se llevan pastas a hornear), economato, café, fonda, frontón, campo de fútbol, escuelas…

El complejo contaba también con una gerencia construida, ya en posguerra, al casarse el administrador.

Las casa estaban habitadas por gentes diversas dedicadas a la minería, mientras que los ingenieros, encargados y cargos afines vivían aparte del resto de trabajadores.

En aquellos días este poblado minero contaba con una balsa de agua que tenía la función de recolectar ese preciado bien; después su correspondiente depósito con el sobradero que facilitaba la distribución.

En la zona de las cuevas apartadas un poco del poblado, se encontraban más altas las que se dedicaban a albergar a los animales.

Había también un cuartel de la Guardia Civil con un cabo y 8 o 10 guardias.

El poblado demolido al cerrar las minas se demolió completamente. Hoy encuentra completamente en ruinas.

En 1956 se cierran las minas. Éstas vivían todo su apogeo durante la Primera Guerra Mundial entre 1914 y 1918 sacando de 8.000 a 14.000 toneladas anuales.

Nunca hubo ningún accidente suficientemente grave para producir alguna muerte. Muchos de los trabajadores de esta mina de azufre de Libros venían de Riodeva y de las lejanas tierras de Murcia, Albacete... Los de Riodeva iban todos los días. En estas minas ya trabajaban muchas mujeres.

Mina de azufre en el término municipal de Libros.

La mina de azufre de Libros llegó a tener trabajando a 1000 obreros, sacando lingotes de piedra azufre de 90 a 95 cm. de espesor, para trasladarlo después desde la mina a los hornos y de éstos al almacén distante en el cruce de la carretera de Cuenca a Teruel.

En referencia a los hornos: los situados más cerca de las minas son más antiguos, aunque la estructura, todavía hoy, se puede contemplar muy bien. Más abajo y al otro lado de la carretera se puede ver un complejo mucho más moderno, pero no por eso menos derruidos.

La piedra de azufre sufre dos períodos de combustión: en el primero se extrae el líquido de la piedra y en la segunda este líquido se digiere en una cámara cerrada herméticamente, aquí se pretendía sacar la flor de azufre. Se ponía en sacos y de ahí se trasladaba al almacén.

Más tarde unos amigos nos enseñan desde Riodeva el camino a los amanaderos, pasando por el molino Montereta. Primero hay que ir a buscar el camino de la vieja huerta (todavía se conservan algunos bancales) y el canal que lleva por nombre Cruzada. Este canal es el que suministra agua a lo que queda de huerta y suministró al regadío abundante, en otros tiempos. Cerca se encuentra el molino Montareta que se aprovechaba del agua, tal como lo hacía la central eléctrica cercana. Esto no está nada mal, pero seguimos nuestro camino río arriba, para encontrarnos con la zona de los amanaderos. Parece que este rincón se encuentre como aislado, escondido o camuflado…el silencio es lo único presente. El silencio y el sonido inquebrantable del agua con su caminar discreto de siempre o por los saltos de agua que quebrantan su camino para acabar ofreciendo un bello y tranquilo espectáculo con el río Deva. Sonreímos y nos apeamos de muchos pensamientos.

La cascada que causa más efecto emocional es la principal llamada salto de la yegua. A no más de 150 m nos encontramos con los amanaderos lugar dónde el río se abre camino entre dos grandes piedras.

Me gustan los ríos y más los que llevan agua….algunos llevan piedras y también tienen su magia, pero no tanta vida como los ríos de agua dulce. Me pregunto si los navegan capitanes de agua dulce porque los de agua salada ya sabemos por donde van. El río Deva transcurre entre las provincias de Teruel y Valencia encaminándose hacia el Suroeste, sirviendo de límite entre las dos provincias por espacio de varios Kilómetros para posteriormente describir una brusca curva y dirigirse al Noroeste dónde acaba desembocando en el Río Turia. Su caudal aumenta en la época de lluvias puesto que recoge toda el agua de la Sierra de Javalambre dónde nace.

Cruzando el río y subiendo la pista hacia Mas del Olmo podemos desviarnos hacia las casas de Altamira un lugar en medio de la nada donde reina el silencio y la paz desde allí se puede subir a la "peña la mora" que ofrece una panorámica increíble de la zona.

Tormón, el Ebrón y el campamento maqui en Montes Universales.

Las poblaciones de Tormón y El Cuervo tenían una ruta propia entre los dos pueblos; por ese camino y senda hoy podemos llegar a los Estrechos del Río Ebrón, un rincón recuperado que atraviesa el desfiladero del río Ebrón.

La senda discurre por una especie de pasadizos de pinos y sabinas, con las riberas del río, en el que se pueden ver el puente natural de La Fonseca, o espectaculares hoces y estrechos, como los de Cañamar que el propio río Ebrón “fabrica” a su paso o haciéndose paso. Un lugar a visitar.

En un bar de Tormón nos reciben con gran amabilidad. El propietario en acogedor y simpático nos explica lo del río Ebrón y como no viendo nuestra disposición nos ayuda, indicándonos en un plano, como llegar al campamento maqui de los Montes Universales de la Sierra de Albarracín.

Este pueblo pertenece a la comarca de Teruel, estando situado en el extremo meridional de la Sierra de Albarracín a una distancia de 37 kilómetros de Teruel, se encuentra también hermanado con el río Ebrón.

El conjunto urbano tiene escenas numerosas y atractivas que merecen una mirada y un paseo; la estructura del pueblo es bastante irregular son de calles estrechas con viviendas de carácter popular; hay otros rincones que tienen un alto valor etnográfico: el lavadero, la tejería y dos molinos.

Otros edificios o elementos son las huellas que todavía se conservan del torreón defensivo o la Ermita de San Cristóbal. Nos aconsejan el ir a ver, por una senda que empieza a poco desde Tormón a El Cuervo el rincón conocido como el “Calicanto”, salto del río Ebrón, que en su día acogió un molino del que hoy tan solo se conservan ruinas. Espectacular.

Puesto de vigilancia de los Maquis. Tormón, zona de Albarracín.

Hay que coger la carretera y la cogemos; destino: De camino al campamento maqui a unos once kilómetros desde Tormón y después de una entretenida búsqueda, fruto de una equivocación, nos encontramos, a fin, con la senda, el pino tumbado con sus raíces indicando el lugar a visitar, el escondite maqui que se va descubriendo poco a poco. Hay en la senda (a su mismo paso y altura) dos puestos de vigilancia, bajo rocas agigantadas y con piedras que, además de protegerlos y darles seguridad si se produce un enfrentamiento con los Guardias Civiles, les proporcionaban a los guerrilleros un camuflaje casi perfecto.

El campamento se encuentra entre las localidades de Tormón y Jabaloyas .Escondido y recóndito preparado para ir más allá de ser un campamento “normal”; este campamento dirigido por Pepito “el gafas” era también una escuela guerrillera y el lugar donde se confeccionaba la publicación de “El Guerrillero”.

Parece ser que además de clases de armamento y explosivos se adiestraba culturalmente a los guerrilleros, sin olvidar para nada la formación política. El campamento, casi idílico, sufre el asalto de cientos de fuerzas, la mayoría Guardias Civiles, en diciembre de 1947....Prometimos volver con más luz que nos ayude a dibujar la historia y recoger la memoria.

Estas son historias que se forman mientras nuestros pasos nos llevan por Aragón, por sus fronteras, por sus gentes y por las vidas de pueblos que laten porque, ni aún en la ignorancia, pasarían desapercibidos...aún en el polvo que se quiebra por el viento, quedan huellas que les delatan. Nosotros somos como oxígeno para algunos de sus momentos más solitarios y tristes...sin duda siempre saldremos ganando.