Carta al Director
Manuel López Aguilar

NOTA DE LA REDACCIÓN: En EL MASINO nº 299 de Noviembre de 2006, se publicó una carta de D. Manuel López Aguilar relacionada o aclaratoria de lo publicado en el libro "Cambriles" sobre las vivencias de los que se refugiaron en 1937 en dicha cueva.

Esta carta que se publicó tal y como la recibimos de su autor, resultó ser el borrador de la que realmente debería habernos llegado. Como borrador que era, contenía errores y/o erratas que dieron lugar a un malentendido y con la carta que a continuación se publica, esperamos y deseamos que quede subsanado el error.

______________________________________________________

Sr. Don Joaquín Mir Sancho

Presidente del GEMA

Mas de las Matas

Muy Sr. mío y distinguido amigo: Agradecido a su amable invitación telefónica le escribo esta carta con el deseo y la esperanza de que merezca su aprobación para ser publicada en EL MASINO cuanto antes y desaparezcan malentendidos y erratas anteriores, involuntarias por ambas partes.

El año pasado publicaron el libro CAMBRILES. En él su autor, con mayores méritos como escritor que suerte en sus fuentes informativas, pone en boca de un anciano, enfermo, para colmo bastante amnésico y sordo, dos declaraciones que me afectaron tanto como para hacerme reír mucho la primera y llorar casi tanto la segunda.

Reproduzco literalmente la primera: -"El Maestrazgo posee a mi juicio una especie de embrujo: hablar del Maestrazgo encierra cierta unidad. Si se mira de realzar el Maestrazgo dentro de la provincia de Teruel, y dentro de España, el Maestrazgo, su embrujo, es hoy, sobre cualquier otra cosa, Ladruñán, por bastantes motivos, pero el más importante es la cueva de Cambriles. La cueva Cambriles tiene un valor enorme, lo mire quien lo mire, sean cuales sean los ojos que lo consideren. Quiero decir: un lugar en el que hay una serie de personas valientes, que poseen ingenio, que supieron defenderse y que lo hicieron con éxito, un caso único en la guerra española. La cueva Cambriles forma parte del prestigio del Maestrazgo. Aun cuando uno sea de otras ideas, siempre lo sucedido en la cueva de Cambriles hay que mirarlo como una cosa extraordinaria." (El subrayado es mío.)

(Al releer y copiar ahora esto ya no puedo reírme, sí sólo sonreír con cierto escepticismo. ¡Setenta años sin saberme poseedor de tan elevados valores humanos a mis… 19-20, en nuestro providencial escondite para conservar mi vida!).

Paso a la segunda declaración, la que me hizo llorar y ahora entristece.

-"El peligro que tenía la cueva… El peligro es que… frente a mi casa, en Ladruñán, antes de estar yo, había una chica, María…, que se sugestionaba y… Y es que cuando se dormía, decía cosas, adivinaba y todo eso, y habían pensado que sabía ella que en la cueva había escondidos, y que podía contarlo…

…Eso habían temido los de La Caverna. Por eso uno de los acuerdos que tomaron fue salir una noche y matarla. (¡!)

Y mi punzante pregunta interior desde que leí tal barbaridad es: -¿Pertenecí yo -mis hermosos y peligrosos 20 años- a los componentes de cualquiera de las dos declaraciones? ¿Fui un héroe, valiente, con ingenio, o uno que tomó con todos los demás el acuerdo de bajar una noche y matar a una pobre y desconocida mujer, María la Bruja, enferma mental, sin buscar ninguna otra alternativa para evitar un supuesto, improbable o inexistente peligro? ¿Dónde habían quedado tanto heroísmo, valentía e ingenio de la declaración primera acaso horas antes solamente y a un mismo señor?

Yo estuve refugiado en la Cueva de Cambriles desde la noche del 16 al 17 de enero hasta la del 20 al 21 de septiembre de 1937. Durante tan larga permanencia fui escribiendo una especie de Diario, que comencé a iniciativa propia y desde mediado abril continué por encargo de la Junta Directiva de la Hermandad o Sociedad que por aquellas fechas habíamos constituído por ser ya muchos los interesados en el asunto y hecho necesaria por tratarse de salvar muchas vidas en peligro. En él iba dejando constancia de cuantos hechos consideraba algo significativos y dignos de dejar escritos por si nuestra arriesgada aventura terminara bien y alguien podía y decidía publicarla. Al abandonar la cueva le entregué mi escrito al Presidente de la Junta Directiva y parece que hoy se considera perdido.

Paso al fondo y móvil de mi escrito, para el que modifico el tipo de letra.

*En todo el tiempo de convivencia entre los refugiados en Cambriles, unos más tiempo que otros, jamás se pensó, ni se propuso por nadie, ni se sometió a discusión parcial ni colectiva, ni muchísimo menos se acordó entre nosotros salir una noche de la cueva, bajar a Ladruñán y dar inmerecida, injustificada e imperdonable muerte a una pobre mujer enferma mental, María la Bruja, por el supuesto e improbable peligro de que pudiese saber nuestro refugio, nos delatase y nos mataran a todos. Nada más alejado de nuestro modo de ser, pensar y proceder hacia un semejante por nuestras creencias cristianas y conductas simplemente humanas, prefiriendo siempre ser víctimas que verdugos de ni para nadie, algunos incluso con familiares-padre, hijo, hermano…, vilmente asesinados Por eso…

Todo cuanto antes haya podido pensarse, sospecharse, comentarse, declararse o publicarse en contra de cuanto antecede es completamente falso, injurioso y calumnioso hacia todos y cada uno de los que estábamos en Cambriles cuando algún malintencionado se inventó tan criminal patraña a que se hace referencia en el libro "CAMBRILES", de la que se hizo eco un anciano, enfermo y casi totalmente sordo, inconsciente del tremendo mal que sus palabras producirían en los refugiados que aún vivían, en sus familiares y en quien, como yo, soy el único superviviente con mis noventa años y, gracias a Dios, en plenitud de mis facultades mentales.*

Mi altamente estimado don Joaquín: Acabo dándole muchísimas gracias por los dos escritos que me envió y por su cordialísima llamada telefónica. Espero ver reproducido este mi escrito en EL MASINO "ad pedem líterae". Le aseguro que se alegrará muchísima gente y que más de uno se lo manifestará para su merecida satisfacción. Yo espero no morir sin antes haberle dado un fuerte y cordialísimo abrazo.

Firmado: Manuel López Aguilar

______________________________________

NOTA ACLARATORIA DE LA REDACCIÓN:

La carta arriba transcrita tiene en cursiva, tal como el autor indica, la parte del texto objeto de rectificación pero nosotros la hemos remarcado además en negrita y señalado el inicio y el fin con asterisco (*), ya que el tamaño de letra en que se publica es mucho más pequeño que el de la carta que nos ha remitido, quedando a nuestro juicio más visible la parte que el autor quiere remarcar.