Puente de San Jorge subterráneo
Raúl Edo Ariño (Club de Espeleología Ocho)

Nuestros aventureros masinos del CE8, esta vez se fueron lejos de tierras turolenses para explorar dos cavidades muy importantes a nivel nacional, la Sima del Campillo en Tous (Valencia) y la Cueva de los Chorros en Riopar (Albacete).

Sima El Campillo: El grupo en el interior. (Víctor, Raúl, Jesús y Mapi - Juanjo hace la foto).

Visita a la Sima del Campillo

El sábado 21 salimos todo el grupo en dirección a Tous para visitar esta impresionante sima, que tiene la sala más grande de la Comunidad Valenciana. Después de comer, montamos la instalación para hacer un rapel volado de 56 metros. Una vez rapelando se puede adivinar la inmensidad de la cavidad, ya que la luz del carburero no alcanza a ver las paredes de la sala. Cuando ya estamos todo el grupo abajo, comenzamos a subir a la parte más alta de la sala para luego ir bajando. En la parte alta se puede observar como la cúpula está llena de estalactitas de todos tamaños. Vamos bajando y vemos unas monstruosas estalagmitas de unos 30 metros de altura, también vemos unas formaciones denominadas “pila de platos” por su forma. En la parte más baja queda una llanura que antiguamente fue un lago.

Vista la sima comenzamos a subir el largo pozo y nos vamos a dormir cerca de nuestro siguiente objetivo: la Cueva de los Chorros.

Sima El Campillo: Estalagmitas de 30 metros. Sima El Campillo: Bajando a la boca de la sima Sima El Campillo: Juanjo en la "pila de platos".

 

 

 

 

 

 

 

Visita a la Cueva de los Chorros

Domingo 22. Nos despertamos temprano y desayunamos en el albergue. Más tarde preparamos las topografías y planeamos cuál será nuestra ruta en la laberíntica cueva.

Cueva de los Chorros: Subiendo el material a la boca de la cueva.

Unos se encargan del material, otros de las cuerdas de varias longitudes, de las barcas hinchables y del material de instalación, etc. Y el resto prepara la comida para dentro y fuera de la cueva.

Con todo preparado partimos hacia el Parque Natural del Río Mundo. Allí el forestal nos pide todos los permisos que varios meses ante tuvimos que tramitar para entrar en la cueva. Vemos que el parque está lleno de coches, incluso hay algún autobús, todos van a ver la cascada del río Mundo. Nuestro objetivo es diferente, tenemos que subir a la boca y adentrarnos donde sale el agua que luego se precipita por la bonita cascada. Son las 11:30 de la mañana, cargados con las pesadas mochilas iniciamos una dura ascensión hasta la boca. Tras una hora y cuarto más o menos llegamos a la entrada. La vista es impresionante desde allí. Comemos disfrutando del paisaje y del sonido de la cascada. Luego nos ponemos los monos térmicos, arneses y demás aparejos para realizar la cueva con seguridad.

A la una y poco empezamos a adentrarnos por la gran boca, desde el principio nos mojamos al caminar por el agua.

Cueva de los Chorros: Boca de entrada al fondo, encima de la cascada. Cueva de los Chorros: En la boca de entrada. Cueva de los Chorros: El grupo dentro de la cueva, Eduardo, Jesús, Juanjo, Raúl, Mapi y Víctor.

 

 

 

 

 

 

 

Pronto llega el primer obstáculo, una pequeña escalada para luego bajar en rapel hasta la cascada rosa, esta cascada la tenemos que pasar intentando mojarnos lo menos posible.

 

Cueva de los Chorros: Bajando la cascada rosa. Cueva de los Chorros: Cruzando el lago verde.

Superado este bonito impedimento seguimos avanzando por las orillas del río evitando mojarnos en lo posible. Pronto llega otro obstáculo, “el paso del diablo”, un salto de 1,5 metros de una roca a otra, pero con los pies y las rocas mojadas se complica porque patina bastante, y el no superar este paso supone un chapuzón y las consecuencias de ir mojado durante toda la visita a la cueva. Varios metros más arriba viene una escalada de unos 8 metros, que uno de nosotros escala e instala una cuerda para que el resto suba con los equipos de progresión vertical. Seguimos por dos largos pasamanos, uno de cadera y otro con cuerda en estado regular. Seguimos avanzando y tras varios cruces al final nos desviamos de la ruta planeada. Esto nos cuesta una pérdida de tiempo importante. Gracias a la topografía encontramos el camino por el que tenemos que seguir. Paso a paso vamos pasando por galerías erosionadas con caprichosas y apiladas formas hasta llegar al lago. Es el momento de hinchar la barca, reponer carburo a los aparatos de iluminación y comer algo rápido. Vamos pasando el lago todos, haciendo varios viajes.

Ya cruzado el lago vamos caminando y nos encontramos una bonita sala negra dividida por un río de calcita, blanco como la leche. Avanzamos por estrechas galerías, escalamos a galerías superiores, vamos pasando de lado a lado del río hasta que decidimos volver ya atrás. Llevamos 6 horas y media de marcha, hemos recorrido varios km., el cansancio empieza a notarse y tenemos que volver por el mismo sitio que hemos venido. Así que rápidamente vamos saliendo, 4 horas más tarde sentimos la brisa del exterior, salimos de la boca a las 10:30 de la noche y lo que era un bonito paisaje se ha convertido en un oscuro valle. Sin perder tiempo bajamos rápidamente hacia los coches, vamos mojados y fuera hace más frío que en la cueva. Hay momentos que da la impresión de no haber salido de la cueva, pues la noche es bastante oscura. A las 11 y media llegamos a los coches, nos cambiamos y nos vamos ya al albergue, a ducharnos, cenar y dormir.

Lunes 23. Partimos de Riopar y con calma vamos camino a casa. Satisfechos de haber visto dos cuevas importantes y vivir aventuras que no olvidaremos jamás.