Hacia un gobierno mundial
Jesús Timoneda

Vivimos en un mundo sumido en el caos, en donde está ausente la solidaridad, donde lo que prima es el culto al dinero o a la imagen, lo cual implica que el modelo de ser humano actual no tiene futuro. Solamente unos pocos tienen acceso a la tecnología, a los grandes avances médicos, a las redes mundiales de comunicación, a la exploración espacial, etc. Continúa siendo más importante el tener que el ser, que el crecer interiormente.

Nosotros tenemos en nuestras manos la capacidad para cambiar el rumbo de los acontecimientos; si no de todos, si de bastantes. Debemos tomar conciencia de la lamentable situación de nuestro planeta, del deterioro ecológico al que lo estamos sometiendo, del egoísmo e insolidaridad que subyace en nuestra sociedad, del comportamiento tan poco ético que guía nuestras vidas, de la inmoralidad que supone quitar la vida a otros seres humanos argumentando razones políticas, económicas o religiosas, de las absurdas pugnas nacionalistas, pues las fronteras nacionales son un invento que sólo existe en las mentes de quienes las crean, y las imponen luego a sus conciudadanos.

Se impone, en consecuencia, el desarrollar en cada uno de nosotros una conciencia planetaria, el pensar que cada día es más cierto eso de la globalización (socialmente justa claro), que cada acción, cada decisión que adoptamos en un punto cualquiera, repercute en todo el mundo, que cuando digamos "nosotros" nos referimos a todos los habitantes de la Tierra. Una misma empresa abarca todo el mundo con sus factorías y sucursales instaladas en muchos países. Son las llamadas empresas multinacionales, de las que hay muchas. Son un ejemplo de la globalización o mundialización de la economía. La comunicación también está internacionalizada, basta con mencionar a INTERNET. Por tanto, para la economía y la comunicación no hay fronteras, sólo hay un país: EL MUNDO.

Por todo lo anterior estoy convencido que debemos ir hacia la formación de un Gobierno Mundial, que sea representativo de toda la población, es decir de sus razas, de sus culturas. Es la manera que entiendo que puede solucionar muchísimos problemas. Habría por ejemplo un solo ejército, que acudiría allí donde se alterase la paz, la convivencia, o no se cumpliesen los derechos humanos. Así se acabaría con las guerras, y los recursos económicos ahorrados podrían dedicarse a otros asuntos prioritarios. En el plan ecológico habría una sola ley para todo el planeta. El Mundo tendría una sola voz, una sola delegación en el caso de un hipotético contacto con seres de otros mundos. Los programas económicos podrían proyectarse a largo plazo, con una sola moneda. Todo ello respetando las peculiaridades de los distintos pueblos y territorios, tratando siempre de integrar, de armonizar. La ONU podría ser el punto de partida.

Si somos capaces, nosotros y los gobiernos, de hacerlo bien y de forma pacífica, veo muchísimas ventajas, muchísimos aspectos positivos, pero está claro que debemos contribuir entre todos a que eso sea una realidad lo antes posible, puesto que el deterioro que se observa en casi todos los ámbitos puede desembocar en una situación insostenible que acabe en lo peor, es decir en la destrucción de millones de vidas.

Parece una utopía, pero creo que es el camino a seguir. Además, conviene recordar que muchas realidades de ahora, antes eran sueños, quimeras, fantasías.