La última producción cinematográfica que ha podido verse del director Guillermo del Toro tiene muchos puntos en común con Aragón. Confluencias que van desde la localización de las ruinas de Belchite , emergentes en forma de fotogramas en los primeros minutos de la película ….hasta la BSO,que nos envuelve, como la misma nana musical , desde el primer minuto, obra de Javier Navarrete. El último punto de encuentro entre la peli y Aragón ,es la colaboración en tareas de asesoramiento militar de Fernando Martínez de Baños (historiador y coronel de artillería ).
Algo más que una lucha entre el bien y el mal.
UNA FÀBULA FANTÀSTICA QUE RECREA LA LIBERTAD BAJO EL MISTERIO
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Guillermo del Toro ha vuelto a sorprendernos con sus personajes fantásticos. |
Érase una vez un director que impresionaba y que se dejaba impresionar todos los días. Claro, queridos lectores, cuando se sentaba a recrearse con la creación lo hacia con la ilusión que llevaba a la pasión y a que ésta se desbordase con ráfagas de fantasía…inquietante, suspendida de un hilo, electrizante y que emana todas las emociones sufridas y por sufrir. Casi podríamos definir así a Guillermo del Toro que si ya nos sorprendió, muy gratamente, con EL ESPINAZO DEL DIABLO , lo vuelve a hacer ahora con el LABERINTO DEL FAUNO, otra forma de amar a la libertad y de susurrarle a la oreja en un viaje que se desdobla con la misma facilidad con que vuelven a unirse.
La última película en cartelera de Guillermo del Toro es un cuento dentro de un drama o quizás al contrario…pero ambas historias convergen en el estímulo que significa ser libre desde dentro de uno mismo y , por otro lado, desde el esclavismo que significa el verse prisionero de altas tapias y laberintos que impiden la libertad y que son capaces de corromper la dignidad humana hacia la inhumanidad sin retorno.
La magia y la ilusión versus los cuentos de hadas son un escape más allá de la realidad que, recordemos, como todo aquello que hace Guillermo del Toro se encuentra a sólo una delgada línea roja de su particular mundo fantástico. Pero aquí la realidad del día a día es asfixiante ,carente de buenas maneras, de caricias…aquí la realidad es la venganza y el odio…alguno de ellos contenido. Contra todo esto la ilusión y la fantasía se unen para hacerle frente y derrotarla.
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Las fábulas y la imaginación se mezclan con la dramática posguerra. |
Todo el reparto de actores y actrices están a la altura del guión, que también es de Guillermo del Toro y lo están porque sienten cada uno de los papeles que interpretan .Desde la niña, Ofelia, interpretada por Ivana Baquero al capitán de la Guardia Civil Sergi López ... todos están a una altura inquebrantable. En El Laberinto del Fauno nada es previsible, haciendo uso de una hermosa libertad de expresión que compensa , con creces, la falta de libertad que se respira con el drama familiar y humano que vivía en aquellos días la España de la posguerra, de la tristeza y de los ajustes de cuentas.
El asesor militar de Guillermo del Toro en esta película, con muchos aires fantásticos, fue el coronel de artillería (en la reserva) y doctor en historia, Fernando Martínez de Baños. Este exmilitar ha coordinado varios libros: “Maquis y guerrilleros del Pirineo al Maestrazgo” o “La Guerra Civil en Teruel”,actualmente es el coordinador de los tomos Guerra Civil Aragón de Delsán Libros.
El sonido ,de esta última realización de Del Toro, desde un primer momento, nos atrapa….es detallista, casi minimalista. Miguel Polo , veterano técnico valenciano se supera a él mismo .
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Fernando Martínez de Baños, uno de los aragoneses que ha colaborado con Guillermo del Toro. |
Buena y suculenta BSO a cargo de Javier Navarrete que nos acompaña por un mundo bien particular y vital….este compositor es turolense, aunque lleva muchos años trabajando en Barcelona.
En una entrevista que le realizó el periodista Antón Castro y publicada en el Heraldo muy recientemente Javier Navarrete nos recordaba sus días pretéritos de infancia: “recuerdo a amigos con los que tocaba y escuchábamos música. En cuanto al paisaje puramente sonoro de mi infancia en Teruel recuerdo con mucha nostalgia una campana de la catedral que tocaba (probablemente aún toca) a las diez de la mañana, y una sirena antiaérea que, inexplicablemente, en plenos años sesenta, daba las doce justo enfrente de mi casa, con un rugido atronador, digno del mejor futurismo italiano".
Después recuerda su vida en Zaragoza antes de marchar a Barcelona. Eran días intensos, llenos de ilusiones, de intensas sesiones repletas de nuevas tentaciones Eran tiempos de cambios y de abrir los ojos: " fue la época dorada de los cineclubes….. Empezaba a sonar una música clásica de vanguardia en la línea de creadores como Stockhausen, Ligetti o Luciano Berio…Quería hacerla y la hice, vinculado como estuve a un grupo de compositores llamado Phonos. Posteriormente me pareció que era una línea de trabajo demasiado especulativa y, al fin y al cabo, aburrida -recuerda Javier-. Eran los años de la Transición española. Yo escuchaba todo tipo de música pero a la vez comencé a escribir partituras muy minimalistas. Ese esfuerzo de síntesis ha sido la base de todo lo que he hecho después "
La música para el cine tiene que ser un argumento muy difícil que cumplir . Con "Tras el cristal" de Villalonga. Javier, sale un tanto impresionado "fue un trabajo muy atípico, en parte improvisado en el estudio, y hubo muy poca comunicación con el director. No pensaba que volvería a hacer más películas. Ahora estoy más atento a la narrativa y me planteo mi trabajo como una pieza de la máquina que es una película"
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Javier Navarrete, asiduo compositor de las BSO de Guillermo del Toro. |
Pero después vinieron más colaboraciones con Villaronga en "El mar", con Oscar Aibar: “Luna” "Náufragos", "Yo, puta", Mathew Parkhill, Xavier Villaverde ("Trece campanadas"), con Patricia Ferreira ("El alquimista impaciente") . Éstos son directores, la mayoría, noveles "Me gusta mucho trabajar con un director novel porque, a pesar de todo el descontrol que suele haber, tienen una fe y una fuerza que después no siempre queda compensada por el oficio que adquieren". La música de Javier Navarrete, nos explicaba Antón Castro, ha sido calificada de árida, quizá porque suele carecer de melodía, y posee siempre una especie de lirismo oscuro, de belleza turbadora, seca. "Es un buen retrato, pero más de lo que he tenido ocasión de proyectar que de lo que soy. Hace poco hice música de circo para un parque temático, y funcionaba muy bien. Las películas oscuras deben ser alguna deuda kármica que tengo que pagar. ¿O quién sabe?".
Javier Navarrete tiene fama de músico tan talentoso e inspirado como modesto y conviviendo con esta forma de ser lo llamó Guillermo del Toro para que hiciese la banda sonora de "El espinazo del diablo" (2001), El mismo director le ha vuelto a llamar ahora.
Dicen que Del Toro empieza a preparar la banda sonora desde el mismo día en que empieza el rodaje prácticamente. "Es cierto, en cuanto tiene una escena montada ya empieza a trabajar los efectos visuales, la música y todo. De día rueda y por la noche va al montaje. No sé cuándo dormirá. No estuve en Belchite, paisaje al que han pintado una espléndida serranía de fondo en la película, pero iba y venía a Madrid con mis maquetas, o las mandaba por internet". Navarrete señala que la película tiene un doble registro: el de la dura realidad de la guerrilla y los militares y el mundo de las fantasías de una niña. "Ese mundo fantástico es bastante crudo, también ….la clave es una nana muy sencilla, un poco medieval, que canta uno de los personajes y que acaba siendo el símbolo del desamparo y las aspiraciones de esta niña protagonista".