Sta. Bárbara la vieja
Andrés Añón

El pasado 30 de diciembre, justo cuando el 2006 tocaba a su fin, se concluyó una obra prevista para ese año por el GEMA; actividad comenzada durante el mes

de agosto y que había que rematar antes de finalizar el año para cumplir con las previsiones. Se trataba de levantar un monolito conmemorativo en el lugar donde se ubicó la primitiva ermita de santa Bárbara, hoy conocida por santa Bárbara la vieja.

Es probable que muchos masinos nunca hayan oído hablar de esta ermita, situada en la cresta más oriental de la cadena montañosa que separa los llanos del Mas del barranco de Abenfigo, partida conocida como “Las Escaleras”.

Mejor que una ermita podemos considerar el edificio como un pequeño oratorio de tres por tres metros, orientado al este, del cual quedan pocos restos apreciables. Esta capilla (la primera del municipio) fue construida por los masinos en 1652, y se dedicó a santa Bárbara, san Quirico y santa Julita. Dicen las crónicas que era tan pequeña que sólo podían estar dentro el sacerdote y los sacristanes, quedando los fieles al raso las veces que acudían en procesión al lugar, que eran dos días al año, uno en la festividad de santa Bárbara y otro en la de san Quirico y santa Julita.

Un siglo duró la ermita, hasta que se pidió licencia para derruirla y construir una nueva de mayor capacidad y en un lugar más accesible, así se edificó la nueva santa Bárbara de la que hoy vemos sus apuntalados restos.

Era voluntad de Grupo de Estudios y de mosen Alfonso (que participó en el programa) colocar en el lugar un bloque de piedra con una placa que recordara la vieja ermita. Así que si algún paseante o excursionista se pierde por allí, se encontrará con el monolito y, a la vez, disfrutará de una espectacular panorámica que abarca hasta las estribaciones montañosas de Los Puertos y el monte Caro, tras el cual sólo queda el mar.