Se cierra una etapa

Al final el tiempo aguantó, y eso que el sábado despuntó con muy mala pinta, pero llegado el momento el cielo se comportó y todos los actos pudieron llevarse a cabo. La tercera edición de “El regreso del Comendador” volvió a ser un éxito. Una vez más hay que agradecer a todos los que con su colaboración y con su atuendo contribuyeron a dar forma a esta recreación histórica que trasciende hacia afuera y nos une hacia adentro. La participación, pues, excelente: las cofradías, con sus espléndidos pendones, realzaron la fiesta. Todo el recinto del ferial daba gozo de verlo. La calle santa Lucía super elegante con sus mantones granates; la Agüera con sus cortinas de caña y junco espectacular. La iglesia con la imagen de su perdido retablo abarrotada. Y la gente a la calle; los gaiteros a sus gaitas; el ciego a sus coplas; los espadachines madrileños, fieles a su cita anual, a colmar la comitiva; los abanderados de Tortosa con sus acrobacias tiñeron de color la tarde. Cada año hay novedades: una pintora solidaria, unas monjas de poca clausura, algún saltimbanqui...

Con la despedida de Ramón Zaera (fray Ramón de Perellós) se cierra una etapa. Felicitaciones desde El Masino a este espléndido equipo de actores que han dado vida a ese retazo de nuestra historia. El espíritu de la fiesta ha cuajado profundamente en la vecindad y se mantiene en auge. Estamos seguros de que un nuevo Comendador será nombrado en la lejana isla de Malta y no tardará en venir a tomar posesión de sus dominios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

FOTO ALFREDO