La fachada de la Iglesia Parroquial
Alfonso Belenguer

Desde el mes de diciembre de 2005 se están realizando las obras de limpieza, restauración y conservación de la magnífica fachada de nuestra Iglesia Parroquial

Siempre contemplamos con admiración la belleza de esta obra, estos meses vamos siguiendo con atención las distintas fases de la restauración y esperamos con ilusión el momento de contemplarla en todo su esplendor.

Para que podamos apreciar mejor toda su belleza artística me ha parecido oportuno traer aquí la magnífica descripción que publicó Andrés Añón Serrano en el año 1982 en el Boletín 2 del GEMA pág 183-184.

Para cuando esté terminada la fachada propongo ponerse delante con este escrito y seguir paso a paso la descripción.

Aprovecho la ocasión para agradecer a la Diputación General de Aragón, al Ministerio de Cultura y a Caja Inmaculada la financiación y dirección técnica y a la Empresa Al-Mulk la ejecución de la obra que está realizando con gran competencia profesional y cuidado esmerado. Como es sabido de todos el titular de la empresa Al-Mulk es nuestro paisano Alfonso Monforte Espallargas. Nuestra gratitud también a Olga, Paloma, Beatriz, Alex y Antonio.

La portada

Enmarcada entre dos muros sin ornamentar, rematados en cornisas, aparece la escultural portada de sillería finamente labrada. Un arco colosal la cobija con el doble fin de resaltar la estatuaria y protegerla de las inclemencias del tiempo. Este rehundimiento más o menos acentuado, que en la mayoría de los casos tomará forma de ábside, lo encontraremos como solución arquitectónica en toda la zona norte del país, y próximos ejemplos a nosotros los tenemos en los templos de la Colegiata de Alcañiz y la Iglesia Parroquial de Valjunquera.

Aunque es una obra netamente barroca, carece de las exuberantes decoraciones propias de otras regiones, siendo característica su frontalidad y su equilibrada decoración. Trabajada a modo de retablo, sigue un sistema lineal, constando de dos cuerpos y tres calles. Todo este conjunto adquiere independencia del resto de la construcción.

Comenzando por la base, parte de cuatro grandes podios donde se levantan las pétreas columnas, y detrás de éstas, finas pilastras repetidas en el piso superior contribuirán a la configuración de la obra.

Las dos columnas centrales tienen el peculiar fuste en estípite, decorado con guirnaldas. Estra transformación del fuste convencional que da paso a los estípides, de formas caprichosas y de gran movilidad, incrementa los efectos decorativos que caracterizan las últimas fases del barroco dieciochesco. Dichas columnas sustentan unos pequeños pilares adicionales rematados en capiteles de estilo corintio compuesto.

Las dos exteriores son salomónicas, con una parte inferior cilíndrica sin ornamentar; estas formas helicoidales caracterizan el estilo desde sus inicios, llegándose a veces a hablar de Orden Salomónico. Los capiteles son del mismo tipo que los anteriores. Hacia el exterior unos adornos típicos de rocalla..

La puerta de ingreso forma un arco abocinado, cuya clave se encuentra ligeramente desplazada. Tanto el arco como sus jambas presentan escalonamientos y molduras de diferentes planos. El centro de la cornisa que separa los pisos está decorado con un motivo de rocalla rodeada de cortinajes; entre éstos y la puerta de entrada se lee la fecha de su construcción: 1744, Y a los lados una decoración naturalista de flores y hojas.

El segundo cuerpo está dominado por la imaginería, aunque pocas muestras nos quedan hoy de ello. En el centro, entre dos finas pilastras, se encuentra una hornacina con un carco ligeramente trilobulado; en su interior la característica decoración en forma de concha que en otro tiempo cobijó la estatua de San Juan Bautista, a cuya advocación fue dedicado el templo. Un dosel y pétreos cortinajes dieron realce al Santo desaparecido.

El emplazamiento de esta imagen corresponde a la Sección Aurea de la obra, guardando de esta manera el equilibrio compositivo derivado del mundo clásico y, por otra parte, será éste el foco donde primordialmente irá dirigida la visión del espectador. Flanquean este centro dos columnas cuyo fuste cilíndrico presenta dos tipos de estrías y en su tercio inferior motivos heráldicos. En la prolongación de las columnas inferiores dos pedestal es que sustentaron las imágenes de San Francisco Javier y San Sebastián, también hoy desaparecidas. Dos ventanales rectangulares darán luz al interior; sobre ellos, decoración de rocalla, dispuesta a modo de aleta, hará de enlace entre el dintel de las ventanas y las pilastras posteriores a las columnas.

El último tramo de esta composición no llega a definirse como cuerpo. La cornisa queda partida por la coronación del dosel inferior. Este espacio queda reservado para remates ornamentales, observándose decoraciones con formas pinacoidales y de gablete. En la prolongación de las columnas inferiores las imágenes de Santa Flora y Santa Bárbara, las únicas supervivientes de la última contienda.

Bajo el gran arco que cierra esta portada retablo se hallan tres vanos que dan luz a las bóvedas, dos pequeños de· forma rectangular a los extremos, y uno circular, posible derivación de los antiguos rosetones, .rodeado de decoración con motivos vegetales.

Andrés Añón

Boletín MAS DE LAS MATAS 2