El regreso del Comendador
Coplas del ciego
José Manuel Pastor
Humilde gente de la Villa
acercaos aquí a escuchar
lo que este sincero ciego
en el pliego os va a contar.
Después de un duro año
vuelven al pueblo a robar,
el Comendador y sus lacayos
ni el hambre nos quieren dejar.
No piensan en nuestra sequía
que sin cosecha dejó la villa,
no tenemos ni trigo ni cebada
ni pan, ni harina, ni mantequilla.
Recordad su llegada
su porte de gran usurero,
y como en su gran cena
nos dio migajas del puchero.
Perdonó la vida a un reo
que la condena merecía,
mientras el pueblo cenaba
el indultado sus males hacía.
Mientras el reo robaba
los tomates de los huertos,
el Comendador de cama en cama
preparaba sus entuertos.
¡Cómo podéis adorar
a tan singular vellaco,
que humilla vuestra honra
y se lleva lleno el saco!
Ni comida, ni bebida
ni vítores, ni alegría,
unos buenos azotes
merece por bienvenida.
Ya vienen de haber robado
de un pueblo del Moncayo,
pero de él salieron
más rápidos que el rayo.
Tomad valiente ejemplo
de tan osados serranos,
ni tocaron sus mujeres
ni llenaron sus sucias manos.
Prendedle en las calles
o quemarlo en la hoguera,
purgar de veneno su cena
o provocarle la ceguera.
Ni bailen, ni canten, ni jueguen,
ni rían, ni saluden, ni cenen,
que aprendan a respetaros
los que aquí de paso vienen.
Si quieren tener recuerdo
de lo que cuenta este ciego,
compren todos de buen grado
este pliego verdadero.