El regreso del Comendador

La venta "El alma"

Concha Cebrián

FOTO ALFREDO

Hace unos 310 días, se comentó en la pandilla, -hay que hacer alma, tenemos que prepararla para regalar torticas en esta fiesta nueva del Comendador.

¡Oh, que idea surgió! Todos en bloque y con un entusiasmo único en la panda fue cuajando la idea de colaborar en una fiesta nueva, la alegría, la ilusión y el buen humor fue contagiándose a las 50 personas que pensábamos montar un tenderete el 24 y el 25 de septiembre del 2004, en la calle S. Roque.

¡Venga chicos, corriendo a hacerse trajes, venga a buscar baúles, a enramar las calles, a hacer un puesto, una taberna... a hacer algo!

Sólo se hablaba de una cosa y la gente que no disparaba ni una, te implicaban más y más, hasta que te contagiaban ese entusiasmo.

Merche decía: -venga que va ser una cosa única, ya veréis, ya veréis... y el Manolo hará teatro.

Tenemos que preparar cuencos de barro y cucharas de madera, los vasos tienen que ser de la época, ¿pero cuando nos vestiremos... y que haremos? y contesta la Rosa -a no sé, ya veremos.

Y todos a una, se dispusieron a buscar calabazas -¡Cuántas necesitamos y cuántos días vamos a ir al horno! -Hay que organizarse, comenta el Enrique, el Rafa decide cuando se hornea, la Pili lleva las cuentas, y los Pacos ya se iban preparando el traje.

En las fiestas de S. Agustín se comentaba -¿pero te has sacado el ticket para la cena? decían las Maris, y todos fuimos corriendo al Gema, a ver eso de la cena.

Una semana antes del acontecimiento, las mujeres con sus delantales, se van para La Bellota a tomar un refrigerio y a llamar a la Consuelo pa que prepare las llandas, la Maria Jesús preparada ya está, la Rocafull hace bolas y la Neli y la Conchita ya destapan el almica.

Sin pensárselo un segundo, ya destapan los 100 Kg. de almica que buenísima está y la van poniendo dentro de la masica, la Mariapi lleva llandas, la Betsabé las recoge y todos a una como Fuenteovejuna, las 600 tortas pequeñas y las 600 tortas grandes las tienen bien contadicas, en bolsicas dispuesticas y preparadas están.

¡Oye! dice el Jesús, mirar a ver si ponéis el anagrama del Comendador que quedará más terminado.

Y por fin llega el buen día, los hombres; barba, bigote y coronilla se han dejado. El viernes al atardecer, en marcha ya nos ponemos, a buscar el casalicio, un buen armatoste es, de 15 m. de largo y 7 m. de ancho. El Altabella comenta -ir despacico que esto pesa mucho, Pedro y Carlos replicaban -que giren hacia la izquierda y Chelis finalizaba -ir bien recto y rapidico, y las calles recorrían y la admiración crecía, colocado ya está, pa los tres días de fiesta, ahora a vestirnos prontico y esperar que es lo que pasa.

A las 12 de la mañana, el pueblo cambió de pronto, el Mas era diferente, la gente era de otra época, el Adolfo estaba tuerto, el Botas estaba cojo, todo estaba colocado. Las faldas, corpiños, capas y espadas se lucían con orgullo y la cruz de Malta ondeaba en los balcones.

Poco después, empezamos a gozar, corriendo a dar tortas de alma y también muchas galletas de anís que fuimos ya repartiendo. La gente estaba nerviosa, -yo quiero tortas, -¿cuanto valen? quiero media docena pa mi tía que está mala, -¿son por nada?.

Y esta historia se acabó en tan sólo media hora y en un santiamén se esfumaron las 1200 torticas que con tanto esfuerzo hicimos. Ya no quedan, ya no hay ni una torta ni media, -guardar pal comendador, que vendrá a la tardada y hay que darle una tortica. Por fin, después de este hallazgo, descansamos... después de un laborioso año. Todos gozamos y mucho, comimos después judiícas ya que el Pepe y la Tere, trabajaron sin parar pa que estuvieran gustosas ¡y que bueno estaba todo, el morrico, el choricico, y hasta el pan!. Vamos pal pueblo... dijimos - esperar que el Farma nos recite la mochiganga, la oímos y mucho nos reímos y nos fuimos rapidico a ver que pasaba por ahí.

Todos rincones del pueblo estaban llenos de puestos y aperos del Siglo de Oro, el entusiasmo crecía, la ilusión, las ganas y el deseo de que todo saliese bien se respiraba por doquier.

¿Te gusta este traje de mi abuelo?, ¿y este gorro de Aguaviva?, mira que alpargaticas más cómodas me he comprado.

El REGRESO DEL COMENDADOR... una fiesta sin parangón alguno, la gente se volcó y el pueblo respondió a una fiesta única en el Mas.

La Iglesia, Mosen Alfonso, la llegada, los gaiteros, las danzas, el teatro, la cena (así, así) los correfuegos, los juegos del domingo, y un sinfín de personas y actos.

Todas asociaciones trabajaron altruistamente para que todo saliese bien y los organizadores invirtieron mucho tiempo, muchas ganas y mucho saber hacer.

La venta del alma, trabaja sin descanso para que un 2005, si cabe, sea mucho mejor que el 2004, en este 2º año del Comendador.