Cinco minutos para un sueño
Sergio Solsona Palma

La historia de esta partido comienza a las 5:30 de la mañana del domingo 11 de septiembre.

Javier Adán se levanta con la ilusión de que se tenía que enfrentar con el todo poderoso Fútbol Club Barcelona de fútbol sala. Coge el «Frontera» y emprende camino hacia esa ilusion. Todo trascurre con normalidad hasta que llega la hora de presentar la documentación al arbitro de la contienda. Se lleva la mano a la cartera y: ¡Oh, sorpresa! no tiene el DNI “Claro lo dejé en el nissan después de ir a tocar con la Banda de música”.Bueno no pasa nada sólo hay que mandar un fax con el DNI antes de la hora del partido. Ahí empieza la cadena de llamadas. Primero a su padre que está con el nissan sin cobertura, luego a alguien que resulta estar en la playa, al fin alguien va a buscar a Javier padre. Bueno, en estas que esta revolucionado medio pueblo para el dichoso papelito.

Yo cuando acudo al campo y no veo a mi primo en el banquillo un mal palpito me recorre el cuerpo, algo malo ha pasado.

Cuando al fin me encuentro con el Súper portero me lo cuenta. Se le ve algo nervioso: "por cinco minutos, ha llegado cinco minutos tarde". Con resignación vemos el partido. El Caspe se defiende con valor y sus contras son peligrosas. Primera parte 0-0. En la segundas un par de errores y 2 cero. Con un fuerte disparo llega el 2-1. A escasos segundos para el final se escapa un jugador del Bajo Aragón con un defensa tapándole claramente el ángulo a puerta, pero aún así chuta con todo su corazón. Así somos los de por aquí, cabezones nos llaman algunos. Cuando la pelota golpea en el defensor blaugrana un gran huy! se oye, es el mío, varios espectadores se giran con cara de pocos amigos. El Huy no es por la jugada, es por la tenacidad por conseguir lo imposible apoyándote en todos los que te quieren. Es un Huy por los cinco minutos que faltaron para un sueño.