Rompiendo, roto, rompido...

José Manuel Pastor

Me acuerdo las primeras veces que entrabamos en este bar, ibamos los domingos después de haber "parado la misa" con nuestras risas y ruidos más de una docena de veces. Ibamos con la excusa de ver el baloncesto cuando aún no era ACB, a ver los imposibles ganchos de un tal Fernando Martín, unos ganchos que más tarde lo llevarían a la NBA. Los "mayores" para nosotros, con los que ahora echamos cubatas en este mismo bar, nos decían: "¿Dónde van estos mocosos, Jesús?" dirigiéndose al camarero. "¿También habéis puesto guardería?". ¡Qué vergüenza pasábamos, pero con la excusa llegábamos a casa cuando todos habían comido. "Es que venimos de ver el baloncesto" y con esto, tema zanjado. Hoy, después de muchos años y camareros, el JJ Moli cierra la puerta, para volverse a abrir más adelante, pero quizás ya no como pub, algo que cuesta de creer. Sin duda ha sido el bar emblemático de la juventud masina.

El bar del Ramón ha cerrado ya sus puertas.Otro histórico se despidió el día 20 de febrero, el Moderno, o mejor dicho, el "bar del Ramón". Ramón y Montse se jubilan merecidamente y ahora su clientela se pregunta dónde irán a arreglar el mundo, a jugar ardientes y duros campeonatos de guiñote o a llenar las tardes de lluvia y frío en que los agricultores y ganaderos no pueden salir al campo. Por no decir también aquella última media hora de Nochevieja que, a la espera de las campanadas, lo llenábamos la juventud con una buena burrada de carajillos y cubatas. O el viernes de San Antón, entre bocadillo y bocadillo de anchoas en pleno festejo taurino o, como no, las verbenas de las fiestas en la plaza mientras a otros el toro de fuego nos quemaba el culo, y, por último, en los emocionantes super bingos anteriores a los festejos. Que no, que no puede haber un pueblo sin bar en la plaza, aunque también se rumorea una futura reapertura, pero ya no será el "bar del Ramón" en todos los sentidos.

Y es que el tiempo lo cambia todo. De chico me gritaban un día sí y otro también por ir a jugar al Rancho Grande: "Un día se hundirá con vosotros dentro". Nada, ni caso. Si que te daba un poco de "yuyú" al llegar pero, que diablos, habían bailado nuestros padres años y años y nunca cedió. Al paso de los años, las generaciones venideras dejaron el local de lado y como ya ningún joven jugaba allí, una empresa lo tiró para edificar casas, y ahora me dicen: "hala, ves a vivir allí, a ver si lo hundes a brincos". Y la cosa es que voy a ir, pero espero que no vaya yo solo porque me sigue dando "yuyú". ¿Alguien me acompaña?Nuevas edificaciones en la calle los banquicos

Por cambiar, nos cambian hasta los nombres de las calles, alguna dos o tres veces en pocos años. Nací con "Mártires de la guerra", acabé de estudiar y la llamaron "La palanqueta", como en tiempos de la Guerra Civil, por lo visto. Ahora nos parten "La palanqueta· por en medio y le ponen al trozo de la Cruz de los Caídos, "Avenida los banquicos", precisamente ahora que una empresa ha roto parte de esos banquicos para hacerle una casa a Mª Teresa Cormano. Seguro que si algún día tiran la cruz, le cambiarán el nombre,...

La verdad es que estamos muy rompedores, hasta la calle San José, toda una histórica de nuestra población, va hundiendo sus viviendas. Miedo da apoyarse en las fachadas que han quedado desprotegidas porque no se produzca un "efecto dominó". No está tranquila ni la benemérita, que sale a hacer más controles por no quedarse en el cuartel. Pero hombre, si estáis en el otro lado... A ver si terminan de romper y rehacer calles y se aplican en la San José, que desde que la rompieron y rehicieron, ay madre.

Los que han roto con todo pronóstico son los chicos del fútbol-sala. Su calendario en pelotas ha resultado convertirse en una campaña de marketing "a lo pobre". Curiosamente, desde que se han dado a conocer por otras virtudes que no sean las futboleras, los resultados se han vuelto negativos. Me recuerdan a un equipo de primera división de fútbol que ..., bueno, mejor me callo. Pero eso chicos, que hay que echarle pelotas y no precisamente al calendario.

Y después de la crónica deportiva, como buen telediario, me voy antes de que alguien me rompa la cara.