El Molinico
Rosario Mateo

Os escribo este párrafo dedicado al «Molinico» de Aguaviva, pero es más nuestro porque está muy cerca del Mas.

Hace poco fui dando un paseo y da pena de verlo por lo dejado que está ahora, con lo bonito que estaba cuando éramos niñas.

Los veranos por la tarde íbamos todos los días a por agua con nuestras cantaricas de aquellas antiguas, que ahora no hay. Pues había como una fuente, por donde salía un agua tan fresca y tan buena, que daba gusto al beber. Luego íbamos por aquel barranco adelante, hasta donde había una piedra muy grande, por donde bajábamos sentadas, resbalando hacia abajo. Lo pasábamos muy bien. Como entonces no había televisión, teníamos que pasar el tiempo de otra manera. A mí me gustaba más entonces que ahora. También subíamos por el puente y lo cruzábamos todo. En fín, lo teníamos todo muy visto, no nos quedaba nada por ver. También había patos que nadaban en una balsa de agua, que estaba allí mismo en la casa. La puerta de entrar al Molino da pena de verla, está toda de zarzas que no se puede ni entrar.

Se me olvidaba deciros lo bonita que estaba la carretera. Ese trozo del pueblo hasta el puente estaba todo de árboles por los dos lados. Eran moreras y cerezos. Nos llevábamos unas cesticas y las traíamos llenas de moras que eran muy dulces y muy buenas, qué lástima que las hayan quitado. Bueno, tenemos que conformarnos con los tiempos modernos.