Charradicas
Miguel Ángel Royo Sorribas

En septiembre nunca doy abasto para escribir la cantidad de noticias y de mensajes de adhesión inquebrantable que en la euforia de las fiestas se me trasladan. Necesitaría dos páginas enteras más para colocar todas las novedades que me han contado. Algunas de estas informaciones me vendrían bien para una nueva sección titulada Dijendas y otras se las tendría que contar al Antonio Ferrer para la mochiganga, porque se comenta que la del año que viene tendrá que durar dos días si se pone todo lo que hay que poner. Sólo con lo que me cuenta la lengua de mi corresponsal Don Tomás Escorihuela tengo argumentos para aburrir; me dice con retintín que mi pluma mantiene vivo el espíritu de los Punchadores, y que me harán una placa de homenaje de lo que quiera; de oro, de plata o de torta pimiento. Menos tontadas, Tomás, y preparar una buena carroza de risa para el año que viene.

Alberto Librado y Aure amenizaron la presentación, nombraron los treinta y pico pueblos de origen de las majas y acompañantes, y al final aún se quedó sin mencionar Palanques cuando salió nuestro alcalde Juan Carlos a hacer el habitual mitin. Presentaron a unas majas tan jóvenes que no habían nacido aún cuando la olimpiada de Los Ángeles. Aure se puso a vomitar al día siguiente cuando le salieron los nervios contenidos, porque en el entablao parecía tranquila. Librado ya tiene más tablas que el Cymba aunque es un poco despistado, pues se olvidó los zapatos de gala y le tocó ir a buscárselos a Alcañiz al Bienve con el tiempo justo. Si llega a salir en zapatillas aún se habría parecido más a Emilio Aragón en Vip Güay. Librado; lástima que ya no está lo del gozador, sino este año te llevas el jamón.

La carroza de las muñecas Barbie es la que más me ha gustado del siglo y quedó en cuarta posición. También podrían haber salido haciendo la carroza de las muñecas barriguitas la Asun, la Isabel, la Yolanda y la Eva del Churro. Las Barbies mezclaron el espíritu de los Punchadores con la elegancia de las majas del año pasado, con los juegos de la infancia y con el despendole del Eduardo Mir y su cuadrilla, que se comieron siete zarollas. Una peña joven que se vuelca de ese modo y con esa gracia merecía más premio, digo yo. Pero el jurado también tendría sus razones para dar el premio al Shrek, que fue un puntazo, con alguien impecablemente disfrazado de asno. El Peíto es indiscutible en su categoría, como Michael Schumacher.

La Comisión en pleno puede repetir al año que viene si quiere, y que vuelvan a hacer todo igual, hasta lo de los negros de la plaza. Eso sí, habría que hacer otra Comisión, pero de investigación, para averiguar si es garrafón lo que nos da Espectáculos Avenida; tantos especialistas no podemos estar equivocados y con dolor de cabeza al día siguiente.

Después de estas fiestas, este pueblo ya está preparado para ir al Gran Prix, como Andorra, con un equipo más peleón que el vino del Divino. Tenemos gente para que le revuelque la vaquilla, Mª Luisa Villalba para saltar a la comba, el pollo embolado, la patata caliente, las ricoleras, el melón ruso y la charanga de Aliaga.

El sentido del humor de los masinos en fiestas debería ser declarado Patrimonio de la Humanidad, y por mucho que lo intenten nunca se lo podrán llevar al Archivo de Salamanca.

Malditos accidentes, maldita carretera que se ha llevado a otro joven de los nuestros, y nos ha dejado una pena infinita. Descanse en paz José Miguel.