La economía en el siglo XVII

"Endeudados hasta la gola"

Joaquín Mir Sancho

España

En el Imperio de los Austrias, en la España de Felipe II y sus sucesores, reyes absolutos, en cuyos dominios "no se pone el Sol", no era oro todo lo que relucía.

En contraposición con la fecundidad y esplendor en el arte y la literatura, aquella España se debatía entre la inmensidad de sus territorios sin apenas infraestructuras que facilitaran su gobernabilidad y la decadencia económica achacable a numerosos motivos y que desembocó también en una decadencia moral y en el declive del Imperio. Con una población estimada aproximadamente en ocho millones de habitantes (Aragón unos cuatrocientos mil y en toda la Corona de Aragón millón y medio), se da también una crisis demográfica provocada por las epidemias de peste, hambrunas por las malas cosechas o porque nadie trabajaba los campos de extensas zonas, la expulsión de los españoles moriscos y las continuas guerras: Flandes y centroeuropea, las guerras de Cataluña y Portugal además de la lucha en el Mediterráneo contra la piratería turco-berberisca, a todo ello se une también el continuo flujo de emigración hacia América. La guerra obligaba a una presión en la población tanto para recaudar impuestos como para conseguir soldados, existiendo importantes capas sociales exentas de tales contribuciones como el clero y la aristocracia a ello se unía el desprecio al trabajo manual por las clases sociales más elevadas que el resto imitaba,... estaba "mal visto" trabajar..., de ahí los campos abandonados y la falta de artesanos que elaboraran productos de calidad, lo que contribuyó a que existiera esa masa de hidalgos pobres, falsos estudiantes y pícaros que llenan las páginas de la literatura del Siglo de Oro, y es fácil imaginar, en las ciudades o vagando de pueblo en pueblo, a los mendigos, a los lisiados mutilados de las guerras, o a los perseguidos por la justicia, algunos de ellos, regufiados en el monte formaban partidas de bandoleros.

Con este panorama que los historiadores nos muestran, obtenemos la visión de un país subdesarrollado, con una gran parte de la población improductiva, con una fuerte presión fiscal no sólo estatal o real sino local (concejos) y eclesiástica, que recae en su mayor parte en las capas sociales más pobres y una economía cada vez más dependiente de importaciones de Europa cuyas manufacturas son de mejor calidad (prácticamente el único producto que se exporta hacia Europa es la lana) y con todas las colonias Americanas en crecimiento a las que no se supo convertir en destino de los productos españoles sino que también lo eran de los productos europeos y a la inversa gran parte del comercio de las materias primas procedentes de Las Indias "por las buenas o por las malas" acabó en manos de ingleses, holandeses o franceses.

Ante esta debacle económica y los ingentes gastos para mantener la corte, la administración del imperio y las guerras, y no dando abasto con "el quinto del Rey" que era el 20% del oro y la plata procedente de América, los monarcas de la casa de Austria ponen en práctica diversas fórmulas para paliar la situación, además de los impuestos reales existentes como la sisa, se decretan otros nuevos, se "estancan" la sal y el tabaco, emisión de deuda pública o "juros", emisión de papel sellado, ventas de pueblos y villas bajo su jurisdicción, venta de cargos públicos y títulos nobiliarios, también recurren a préstamos y se endeudan con asentistas que a su vez se arruinan por sucesivas bancarrotas. Esta presión fiscal se siente mucho más en la corona de Castilla, en la corona de Aragón protegida por sus Fueros no la sufrió tanto. No obstante lo que tuvo unas nefastas consecuencias económicas en todos los territorios fue la práctica de alterar el valor de la moneda de "vellón" moneda de baja ley con aleación de plata y cobre, reduciéndola al final prácticamente sólo a cobre y atribuyéndole un valor nominal muy superior al intrínseco, un fraude con visos de legalidad al ser cometido por el poder público, estas monedas se devalúan inevitablemente, operación repetida en varias ocasiones a pesar de haber dado el rey su palabra de que nunca más volvería a hacerse, entrando en una espiral de deflacción de nefastas consecuencias económicas.

Aragón

Aragón, atrincherado en sus fueros, intenta aislarse de los reinos vecinos, el rey es representado por el Virrey y los bienes de la corona los administra el baile general, con sistemas y conceptos de recaudación medievales, amparados en los fueros, al Rey se le ponen trabas para aplicar los nuevos impuestos o reclutar tropas sin ser ratificado o autorizado por las Cortes del Reino de Aragón, también la justicia real tiene trabas para ser  aplicada pues los señores tenían el privilegio de aplicarla en los lugares de su propiedad. A pesar de estos esfuerzos aislacionistas, no se puede evitar que la crisis afecte a todo el territorio, puesto que la interdependencia económica entre los diferentes reinos es muy fuerte y las pautas económicas generales no se puede evitar que procedan de la Corte del Rey.

A la crisis general hay factores singulares que en Aragón tiene una incidencia específica como la expulsión de los aragoneses moriscos a principios del siglo (se estiman en un 15% de la población del Reino), además de la despoblación que acarrea, se agrava la falta de productividad que ya era general en toda la península, y asentados en las tierras más productivas pertenecientes a señores de los que eran vasallos, su desaparición no sólo dejó vacías amplias zonas del territorio sino que además de afectar directamente a la economía de sus propietarios, al no recaudarse los impuestos con que estaban gravados, afectaron también a los concejos a los que pertenecían, que a su vez no pueden hacer frente a sus deudas o censales cuyos censalistas o prestamistas dejan de percibir aunque tengan en garantía tierras o propiedades. La iglesia también se ve afectada y apremia a los señores para cobrar los diezmos, señores que no encuentran repobladores que rellenen el vacío de los aragoneses moriscos.

De la proliferación de pícaros y mendigos no está exenta nuestra región. Zaragoza con una población en ascenso estimada en unos 25.000 habitantes, acoge recién construído el Hospital de la Misericordia unos 400 mendigos.

El Mas de las Matas

En 1611, mientras en muchas localidades cercanas están intentando encontrar pobladores que ocupen el lugar de los aragoneses moriscos, como en La Puebla de Híjar, Vinaceite o Foz, que también quedó prácticamente despoblado, en nuestro pueblo, la reciente independencia de La Ginebrosa supuso un importante desembolso económico tanto por los gastos de los pleitos como por la indemnización a La Vila en compensación por ceder sus privilegios. La parte de indemnización que le correspondió pagar al Mas de las Matas fueron 1.200 libras jaquesas, a lo que había que añadir por una parte, la deuda común existente y que se repartió entre La Ginebrosa, Aguaviva y Mas de las Matas, correspondiéndole al Mas 4.996 libras y de otra parte la cantidad que adeudan varios vecinos de la localidad al Concejo de La Ginebrosa en concepto de trigo, hornajes y recargos, que asciende a unas 972 libras, osea que nuestro pueblo nació con un importante endeudamiento por un plazo de dieciocho años a partir del primero de enero de 1612. Además de esta deuda deben seguir haciendo frente a los pagos a la orden de San Juan en la persona del Comendador y al Rey, en función del número de fuegos, tal como venían haciendo antes de la separación. El año 1630 en que vencían estos censales, no deberían ir bien las cosas pues el Concejo pacta un nuevo censal de 8.000 sueldos con un pago anual de 400 sueldos a un mercader de La Fresneda, llamado Melchor Zapater, eran Baile, Miguel Lamata y Jurados, Bartolomé Añón y Antón Castañer. Se tiene constancia también de otro préstamo en 1651 y en 1668 de la firma de una "concordia" con los censalistas ante la imposibilidad de pagar en los plazos estipulados. También los particulares se veían obligados a endeudarse, de los documentos notariales encontrados, muchos corresponden a censales y comandas, figurando como prestamistas el comendador, los notarios de la zona, el vicario y clero de la localidad o particulares, posiblemente comerciantes. Los censales descritos eran sobre dinero y las comandas generalmente sobre préstamos de trigo, aunque también aparecen sobre dinero. Los documentos ante notario mediante los que se hacían estos préstamos eran los censales que implicaba pagar un censo o interés anual y estaba avalado con otros bienes y que normalmente era a un largo plazo y la comanda que era un préstamo en dinero o especie sin ningún interés, siendo de corta duración. Estos problemas económicos debieron acrecentarse con la guerra de Cataluña, pues además de los impuestos extraordinarios con que debió gravarlos el rey, tenían que afrontar el mantenimiento de las tropas que pasaran por la localidad o sus inmediaciones, como sucedió en 1650 con tropas acantonadas en Castelserás.

Sistema monetaria

Ante la catastrófica situación económica descrita y la falta de confianza en las monedas por las acuñaciones de monedas sin valor descritas, a mediados del siglo XVII en muchas zonas se había vuelto al trueque y a transacciones en especie que, por otra parte, en el medio rural nunca había desaparecido y siguió perdurando, como "la maquila" de la molienda.

No obstante, las monedas en uso en el siglo XVII eran numerosas, los nombres de algunas de ellas procedían de la Edad Media, utilizándose unas más que otras según las regiones y mezclándose con las procedentes de Europa y América. Con el mismo nombre las había de varios valores (un escudo, cuatro escudos, ocho escudos, cien escudos). Las más utilizadas o acuñadas durante el reinado de los monarcas de la Casa de Austria son: De oro: corona o escudo, ducado, trentín. De plata: croat-real, dieciocheno, real catalán, sueldo, maravedí. De cobre: ardite, cornado, dinero, dobler, seiseno, maravedí, sueldo.

La libra jaquesa es una unidad monetaria pero no existía físicamente, equivalía a veinte sueldos.