Charradicas
Miguel Ángel Royo Sorribas

Se busca gente que sepa romper melones con la cabeza. Desde Sevilla llamó al GEMA Begoña Peche, trabajadora de Canal Sur, buscando un voluntario que tenga esta interesante habilidad, para llevarlo al concurso No digas no, que se emitirá en las autonómicas. Begoña buscó en internet y encontró en las Charradicas de septiembre del año pasado una alusión al Campeonato del Mundo de romper melones con la cabeza, organizado de modo clandestino y alternativo en las fiestas de Mas de las Matas. Quería a alguien que enseñara a los concursantes la manera de romperlos, y ofreció un viaje a Sevilla de tres días con todos los gastos pagados para el técnico especialista en la materia. Se pensó en trasladar esta oferta laboral a los que se atrevieran mediante un pregón, y después hacer la preselección del mejor, atendiendo a los méritos y al currículum de cada uno, como cuando lo del taller de empleo, pero luego seguro que habrían criticado a los seleccionadores en el chat de la comarca si se mandaba a Sevilla a un rompedor de melones socialista. Las pruebas a superar previstas eran romperlos de uno en uno, ponerlos en fila de tres en tres en una tragaperras y carriarlos en moto de diez en diez desde melonar ajeno. Si Cárdenas de Crónicas Marcianas viniera a este pueblo se llevaría al indudable ganador a triunfar en la televisión, junto con algún especimen más que me viene a la cabeza.

Por ahí está Ramón Carbó, recién llegado desde México y cargado de ideas para lo del Comendador. Me ha enrunado de libros y de papeles traídos desde América con historias y ocurrencias que dice que me vendrán muy bien para ponerlas aquí. Ramón vive ahora en el Mas, en una casa que le ha comprado al Rifaterra, y está el hombre que se sale de feliz y de romancero.

Precisamente me dice el Rifaterra que ponga que le han robado las gallinas que tenía en el Cerveral. Antes que él me habían dado la noticia en exclusiva para ponerla en EL MASINO Joaquín Mir, ahora todos sabemos de qué pie cojea, y después el Troncho en su bar, que siempre está al filo de la noticia. El pueblo está desde hace un tiempo en estado de emergencia y al rojo vivo en la cuestión del asunto adulto, y ahora también suenan alarmas en el tema del mangoneo. Últimamente este boletín está llenico de crónicas de robos. Aparte de los robos de los melones, al Tomás del Makarpy le robaron un plástico del invernadero, al Jesús Cortés le robaron las perdices, al Antonio Jesús Sisqués le robaron los espárragos, a mí me atracaron unos lladres, que ya se sabe que eran vascos, porque a uno lo ha pillado la policía. Y ahora las gallinas del Rifaterra. La necesidad es muy grande, igual que en los tiempos de la posguerra y del Lute. La gente antes dejaba todo de par en par, como el Ayuntamiento en las últimas legislaturas, pero ahora el vecindario se ha acostumbrado a cerrar con llave las cocheras y las puertas de casa, porque se cuelan las raposas por todo. El Rifaterra hace un llamamiento a los ladrones porque se olvidaron una gallina que se ha quedado muy solica, y que pueden volver a por ella para reunirla con las demás porque no está bien separar de esa manera a las familias.