Regadíos: Cambiar la mentalidad

El proyecto de conversión en regadío de las 300 hectáreas beneficiarias del acuífero ha entrado en una fase de definición muy clara. Hay que concretar quienes son las personas que deciden hacer una apuesta por poner en explotación ese perímetro a través de lotes de tierras agrupadas.

Pero en este proceso se han manifestado las expectativas divergentes de los masinos. Por un lado las de sus propietarios, muchos de ellos que por edad poco tienen que planear pero si al menos pensar en el futuro de quienes recojan su legado. De otro los agricultores cerealistas que hasta ahora han explotado sus tierras y las arrendadas. Asimismo se constata la presencia de un grupo creciente de masinos que ha optado por solicitar tierras animados en la mayoría de los casos por crear un sistema de explotación colectiva de esas fincas orientadas hacia cultivos de alta rentabilidad económica y social.

Muchas voces alertan sobre el escaso porvenir de la agricultura tradicional de secano en nuestro país una vez desaparezcan gradualmente las ayudas europeas. También a nivel local reconocemos el negro futuro que espera al regadío de la huerta vieja sin un proceso de modernización. Asimismo nos ilustran sobre la dificultad creciente que existirá para crear nuevas superficies regables tras el debate que el trasvase y la revisión del plan hidrológico han abierto.

Todos estos elementos son los que desde el Ayuntamiento y desde la sociedad masina se deben valorar con una mentalidad nueva intentando hacer acordes los intereses individuales con la búsqueda de un porvenir para el pueblo.