El contrapunto. y seguido
Antonio Sisqués Pérez

Pues nada, que los que somos de tecla fácil, nos cuesta estar callados durante demasiado tiempo.

Tengo ganas de conocer al “amigo” que, celebrando su primer aniversario como ratero de hortalizas, sigue yendo a coger espárragos a bancal ajeno sin permiso. Este año tengo imágenes tomadas de los daños por si procede tomar alguna medida, pero lo que de verdad me apetece es irme a merendar un revuelto con él ya que, si unos ponemos los espárragos, justo es que él ponga el vino y los huevos.

En fin, después del desahogo inicial, -ya me disculparán las formas-, vuelvo a la carga con energías renovadas y motivado por el revuelo que existe en el pueblo con los Regadíos y la Concentración.

Parece que después de siete años, -los que empezasteis en esto recordaréis que se inició allá por el 97-, llega el momento de la verdad.

No tengo ni tiempo ni espacio para contestar, resolver, aclarar, ni incluso comentar, todas las preguntas, miedos, confusiones, dudas, etc. que manifiestan los propietarios o agricultores sobre las decisiones a tomar respecto a la nueva situación que se plantea.

Para los que el tema no les afecta, decir que, se ha remitido una encuesta a los propietarios en la que deben manifestar su voluntad sobre sus propiedades. Si quieren concentrar, si quieren respetar alguna parcela por las inversiones que en ellas existen (plantaciones, edificaciones, etc), que si quieren regadío, que si quieren secano, en definitiva..., que se manifiesten.

Una vez más me guardaré muy mucho de dar consejos a nadie de lo que debe hacer con lo suyo, pero como masino, como heredero de alguna pequeña propiedad en la zona afectada y como técnico en la materia, no puedo quedarme callado ante tantos comentarios vertidos sobre el tema, con mejor o peor intención, con mayores o menores conocimientos, pero casi siempre tendentes a ver las cosas según el color del cristal con que se mira, y de intentar hacerlas ver de ese mismo color a los demás.

Como masino creo que a lo largo de mis colaboraciones en este Periódico ya he expuesto en innumerables ocasiones los beneficios que puede aportar el agua. El agua es riqueza, y si el Mas es lo que es, ha sido por la abundancia de agua, no por lo bueno de sus tierras, ni de su clima, ni por la extraordinaria inteligencia o por el infinito buen saber hacer de sus gentes. Ha sido por el agua, y si ha de seguir siendo algo, lo seguirá siendo por el agua.

Como futuro pequeño propietario, no debería opinar pero ojalá tuviese una parcela de 100 hectáreas en la zona del regadío.

Es quizá como técnico, la faceta más objetiva en la que podría manifestar mi opinión y aportar datos que pudieran resultar interesantes a todo el que quiera oír, en este caso leer. Tampoco opinaré como técnico, no es el sitio más adecuado para exponer cifras ni razonamientos técnicos complejos para demostrar lo obvio a quien no quiere verlo. Por lo que en lo sucesivo solo voy a hacer consideraciones o razonamientos muy generales, muy globales, e incluso muy simples, como técnico, como futuro pequeño propietario y como masino.

La agricultura va a pasar unos momentos muy difíciles. La coyuntura actual europea nos ha situado como país rico sin serlo, por que los hay más pobres. Los principios de la P.A.C. nunca fueron subvencionar a los agricultores para que se comprasen el tractor mayor y el coche más lujoso, si no para que cambiasen, modernizasen, y pusieran al día sus negocios agropecuarios y pudiesen mantener las rentas todos aquellos agricultores dedicados a cultivos o producciones excedentarias. Lejos de cumplir los objetivos de la P.A.C hemos seguido obsesionados en producir lo que sobra, y encima con unos costes de producción mucho más elevados que en otras partes del mundo. (En secanos frescos de Europa producen maíz en una hectárea, casi como en España en regadío)

Lógicamente, el coste de los Regadíos Sociales de Mas de las Matas será muy elevado. Por la tipología del Proyecto, por la situación del agua, a muchísima profundidad, porque las obras generales se han de repartir en muy pocas hectáreas, en fin, porque llevar agua a según que sitios es, efectivamente, así de caro. La administración ha calificado por ello estos nuevos regadíos como “Regadíos sociales” y por ello regala a cada propietario el 75% del coste de llevar el agua a su parcela. El 25% que habrá que pagar cada propietario, se podrá hacer en 25 años y con 3 años de carencia. Según datos proporcionados por una entidad bancaria podría suponer unos 150 euros (25.000 de las de antes) por año después de los tres primeros y por hectárea. Lógicamente el sistema de riego que cada uno ponga en su parcela, tendrá que hacerse cargo él mismo. Estaría bien, que regalándote el 75% de la casa, también te la amueblaran por dentro. También será caro el precio del metro cúbico de agua empleada en el riego. Prohibido pues para el que quiera llevar a cabo cultivos muy exigentes en agua y de poco rendimiento económico por que se estrellará. Si las materias primas utilizadas son caras, como en este caso el agua, no podemos dedicarnos a producir cosas baratas.

¿Y que haremos con el regadío? ,preguntan algunos, los que aún tienen la voluntad o la esperanza de regar, claro está. Pues si supiera la respuesta con absoluta certeza, y los Bancos creyesen en el Proyecto, lo que haría yo es comprarlo todo, claro. Como desde luego, no creo que yo ni nadie lo sepa, pues paso a enumerar lo que a mí me parece que vamos a hacer con el regadío, si se hace.

De momento, los que tengan más de 65 años, nada o poco. Lo único que pueden hacer es dar un ejemplo a sus descendientes de lo que significa la solidaridad para con los suyos, y si están bien colocados económicamente para poderlo pagar, en lugar de dejarles cuatro terrones improductivos dejarles en herencia una finca en condiciones, productiva y en sazón. Si como dicen algunos, sus chicos no la van a necesitar, yo preferiría que me dejaran una buena finca de regadío, aunque tuviera que pagar yo la contribución, incluso una pequeña hipoteca, y no la necesitara para vivir, a que me dejaran un pedregal de secano, exento de gastos y contribución pero inaprovechable, aún en el caso de que lo llegara a necesitar. Pero para gustos, colores.

Los que ahora tengan entre 40 y 50 años o los herederos de los anteriores, pues les tocará estar pagando toda la vida. Los trenes pasan una sola vez y para ellos este tren, si lo cogen, les ha tocado de vapor y habrá que tirar de pala para que éste arree. Con un poco de suerte, algunos podrán hacerse un chalet rodeado de huertos, que podrán regar, otros incluso plantar olivos con riego localizado, poner una viña, o una buena plantación de frutales, que se helarán ni más ni menos que otros situados a parecida altura y parecido terreno. Y los menores de 40 años, pues además de estar pagándolo toda la vida, podrán empezar a disfrutar de las rentas que puede dar arrendar una finca buena, con parcelas grandes y con agua, si no es agricultor el propietario. El rento, como decimos aquí, que te pueden dar por una finca buena de regadío supera con creces el coste de ponerla en riego. Y si se dedica a la agricultura pues podrá ir pensando en montarse su propia bodega, si su decisión fue plantar viña, una pequeña almazara, si le dio por los olivos, o una planta conservera o congeladora, si predominan las hortalizas. O una empresa de servicios agropecuarios especializada en tratamientos fitosanitarios, o en vendimia mecanizada, o en recolección y poda de olivos o una empresa de servicios e instalaciones para riegos, o un..., o una..., si hay agua, no faltarán ideas.

En una finca de regadío, se utiliza personal encargado, mano de obra y, además, da dinero. Estas personas visten, calzan, comen, toman cafés, compran coches, alquilan, compran o hacen casas, ven la televisión, tienen hijos, etc. por lo que permiten mantener tiendas, bares, talleres, constructores, escuelas, médicos y servicios en general.

Una finca de secano, cada vez ha de ser mayor, pues por su escasa rentabilidad, necesita cada vez disponer de más superficie para mantenerse, eso sí, reduciendo al máximo los gastos de personal, y optimizando al máximo la inversión en maquinaria. Dicho de otra forma, si analizamos las 300 hectáreas designadas para nuevos regadíos, esas, las que hay, no 300 cualquiera, si no las que físicamente integran el subperímetro regable, pueden pasar dos cosas. Regando, podrán vivir 30 familias directamente de la agricultura y otras tantas de forma indirecta. Si no se riega, las acabará cultivando una sola persona con un tractor, que vendrá desde Alcañiz y que por mucho que vista y calce, y coma y gaste, o construya y críe esa persona, no creo que pueda mantener muchos bares, ni muchas tiendas, ni construya muchas casas ni mantenga muchas escuelas ni genere suficiente riqueza para poder seguir manteniendo la estructura social y económica de Mas de las Matas.

En fin, como en los toros...”Que Dios reparta suerte” y conocimiento, añadiría yo.