Una laguna en la historia

José Manuel Pastor

Es grato comprobar en ocasiones el interés desinteresado que hay por ciertas personas en recordar actos de tiempos pasados en nuestro pueblo o en nuestra comarca, y que nos ayudan a comprender unas generaciones tardías el sentir y pensar de la época y con esta comprensión hacernos meditar y respetar lo que en aquel entonces se vivía y defendía.

Todo este prólogo viene al paso del coloquio que sobre el republicanismo en la historia de Teruel realizó el GEMA, una jornada conducida por expertos en esta materia o, mejor aún, momento histórico. Yo personalmente no pude asistir a la misma, ya que mi particular jornada decidí realizarla en Gandesa, visitando el Museo de la Guerra, empapándome de fotos, publicaciones, armamento, y de historia observando un minucioso y bien preparado video sobre la trascendental Batalla del Ebro, que en toda esa zona se fraguó. La forma en como se prepararon los frentes, las estrategias de ambos bandos para atacar o replegarse según el momento, la imagen de los principales dirigentes de ambos bandos guiando la batalla siguiendo unos pasos establecidos, ver al Generalísimo en persona dirigir una de las batallas, y por fin, presenciar mediante dicho video el final de ésta y las consecuencias que a la postre acarrearía, me ayudan a entender más este duro y desagradable momento histórico que vivieron en sus carnes los españoles de la época.

No conforme con esto, decidí apropiarme de un libro que explica al detalle cada movimiento y la situación y composición de cada frente de los dos bandos en esta batalla. Dicha publicación lleva el esperado título de “La Batalla del Ebro” y lo firma como autor D. Lluis M. Mezquidali Gené y editado por la Diputació de Tarragona.

Días después se me hacía partícipe como miembro del GEMA, de unas publicaciones que ha suscitado la polémica en el pueblo. Una firmada por Macario Royo titulada: “Cómo implantamos el comunismo libertario en Mas de las Matas” y un segundo folleto dirigido hacia la ermita de Sta. Flora “Aragón, Reyno de Christo y dote de María Santísima”.

Comprendo y respeto el sentir de aquellas personas del pueblo que vivieron en sus carnes el momento explicado por Macario Royo en su panfleto. Asimismo, de igual manera sé cómo deben sentirse “los hijos de la guerra”; aquellos niños y niñas que perdieron a sus padres o un familiar cercano sin entender ellos, desde su ignorancia infantil, lo que sucedía en torno a su familia y la repercusión social que sufrieron durante años, toda su juventud, en especial en el bando perdedor. Les aseguro que yo, como hijo de uno de estos “hijos de la guerra” perdedores de un preciado ser, comprendo y respeto su posible enfado ante la aparición de estos escritos.

Del mismo modo, no comprendo la actitud negativa de alguna persona de generación más avanzada a la época y que no han sufrido pérdida alguna y que han tenido (su familia, claro), un paso más placentero por estos hechos y por los de la posterior guerra civil, de lo cual me alegro.

Y de igual forma, me atrevo a romper una lanza por el Grupo de Estudios Masinos ya que puedo asegurar a este pueblo que el único interés que tuvo dicho grupo en estas jornadas era la de estudiar, y explicar el fondo histórico del momento en su incansable lucha por dar a conocer la historia local y comarcal y sus costumbres, labor que el pasado 2003 cumplió 25 años. Nunca se ha buscado la provocación y la ira, ni se ha pretendido despertar rencores dormidos. La vida, por dura que sea, sigue. Y así como sigue, se va llenando de recuerdos e historia, porque la gente somos quienes hacemos la historia de un país. Nuestra nación está llena de monolitos en recuerdo a ganadores y perdedores de esa lucha, llena de libros sobre la misma, de un sinfín de filmaciones documentalísticas o cinematográficas que durante estos años hemos visto en pantalla gentes de distintas generaciones más próximas o menos al conflicto, de Museos dedicados al recuerdo de esos momentos, etc. Díganme, ¿Debe desaparecer todo esto? ¿Por qué esto lo aceptamos? Supongo que debemos aceptar, igual que un viejo alemán acepta un film, con más o menos gusto, sobre el horror nazi.

La iniciativa del grupo ha ido en busca de un acontecimiento histórico y su estudio, en los coloquios que se realizaron con gente especializada en el tema y siempre lo hizo desde el respeto y la comunión de buenas intenciones. En veinticinco años, sería la primera vez que GEMA organiza un acto y da a conocer unas publicaciones para herir a nadie. Como grupo cultural que es, ha procurado hacer un estudio y un coloquio cultural sobre un momento determinado de nuestra localidad, nada más. Lamenta lo sucedido en aquella época y su posterior guerra como cualquiera de ustedes, y esperemos que el recordarla nos ayude a buscar otras soluciones más humanas en momentos complicados de un futuro en nuestra nación.

El mejor ejemplo a lo que yo he expuesto lo encuentro, por ejemplo, en el prólogo del libro, “La Batalla del Ebro”:

“Algún día haré la peregrinación
a Normandía, visitando playas y
cementerios. No sólo para llorar
los muertos, sino para admirar el
valor de todos.”
John Fitzerald Kennedy

“Vivir con rencor, un sufrimiento,
morir con él, una condena eterna.
unamos nuestras manos como pueblo
porque nosotros no somos ideales ni fronteras,
somos personas, somos todos masinos,
y como tales nos necesitamos.”
José Manuel Pastor Arrufat