A Santa Flora en el 25 Aniversario de la restauración de su templo

Ricardo Martín Mir

Una santa ejemplo de valor que abrazó la palma del martirio, Sta. Flora. El Mas se postra ante ella sinceramente. Las buenas gentes del Mas le piden su intercesión. Flora, fertilidad. Flora, virtud, hermosura. Flora, candor, pureza, valentía. Las buenas gentes del Mas y de Aguaviva y de La Ginebrosa y de tantos otros sitios, ven en Ti un símbolo permanente. Y acuden a rezar y caminan la trabajosa senda de la vida hasta tu templo. Allí gozas de Dios por no haberle negado.

Flora, bendita entre los santos. Te imploramos por nuestros hijos para que sepan abrazar la noble virtud de la pureza. Flora, virgen hasta el martirio. Ante tantas voces del maligno por doquier. Hoy más que nunca. Heroica firmeza ante el pecado, que pretenden hacernos creer que ya no existe.

Los niños oirán en sus juegos tu voz. Desde esa atalaya donde tañen la campana y el viento. Espadaña recortada en el cielo, que avisa al labrador, al caminante, al peregrino. Así, forjarán su espíritu lejos de otras llamadas vacías y nocivas.

La juventud, ese diamante en bruto que tan bien supiste tallar con tu martirio, vuelve sus ojos hacia Ti. Para que le enseñes un horizonte claro y limpio, donde el sol no se ponga. ¡Que nadie se lo oculte!.

Hasta tu Ermita acuden año a año, los que tantas veces lo han hecho y seguirán subiendo mientras tu les des fuerzas. Esa fuerza que no está en los músculos ni en la razón, sino en el espíritu. Aunque también aquella eres capaz de otorgarla. Y librar de la helada y del pedrisco. Y dar fertilidad a la tierra y a los hombres. ¡Bendice a nuestro pueblo y sus gentes, a nuestros campos y nuestras cosechas!.

Danos «un corazón grande como el mar, limpio como una estrella». Eso te pedía Mosén Joaquín, que goza ya contigo, y eso te pedimos nosotros. Y también fortaleza y serenidad en los fracasos y generosidad para emprender nuevas empresas.