El contrapunto.com
Antonio Sisqués Pérez

Parece que el mes pasado en el artículo de esta sección cometí un imperdonable error, como mínimo. Hijo y nieto de grandes aficionados a la pesca masinos debería haberme dado cuenta que las capturas en el Coto de Pesca de Mas de las Matas no tienen un tamaño máximo establecido, sino más bien un tamaño mínimo. Rectifico pues el error y pido disculpas, si alguien se ha sentido molesto o afectado por el mismo, y voy a lo mío.

Hace unos años, cualquier entidad bancaria te regalaba un teléfono móvil por domiciliar el pago de sus facturas en dicha entidad. Hace unos años, los afortunados usuarios, lo llevaban en el coche o en el bolsillo, suponiendo grande el bolsillo, -pues sus dimensiones eran como un zapato del 45-, y procuraban solo utilizarlo cuando era necesario.

A los pocos años, ya empezaban a regalar los teléfonos móviles con la compra de un televisor, una olla a presión o si te comprabas un móvil te cobraban 12.000 de las rubias pesetas y te ponían una tarjeta en la que te regalaban 15.000 en llamadas. Y, ¿donde está el negocio? se podían preguntar los más avezados, si aún pierden 3.000.

Y aún era más sospechoso cuando, si se te caía el aparato al suelo y se hacía en mil pedazos, podías ir a la tienda y resultaba que tenía un seguro, por el cuál te daban otro exactamente igual, aunque el aparato en cuestión costase 8.000 duros.

Y te repetías...¿Dónde está el negocio?

Al poco tiempo, parecía que molestábamos los que aún utilizábamos telefonía móvil analógica, y nos llamaron para que, previo a elegir el aparato más caro que tuviesen y que por supuesto regalaban, cambiásemos al sistema GSM.

Y así sucesivamente. Que os voy a contar que no sepáis, si imagino que todos vosotros tenéis móvil, no en vano hay más de 35 millones de móviles en España.

Y aún te podrías seguir preguntando dónde está el negocio pues si yo hubiese tenido que pagar todos los aparatos que me han regalado, con 1.200 € no hubiese hecho la fiesta.

Pues la respuesta es evidente, se ha creado en la población una necesidad, necesidad que puede ser real o no, pero que una vez creada, si tú te crees que es necesario, ya da igual que lo necesites o no, lo vas a consumir o a comprar con toda seguridad.

Eso debe ser el “marketing” o el “merchandising”, pero la triste realidad es que estamos sujetos a un aparato que nos localiza las 24 horas del día. No contentos con tenernos obligados a contestar, o a llamar si te dejan un mensaje, o a dar explicaciones si lo tienes apagado, resulta, que su precio, -el de las llamadas, digo-, se podría considerar un verdadero artículo de lujo. Preocupante me parece que, según mi proveedor de telefonía móvil, ya se ha hecho este año en el sector la campaña de las comuniones. O sea que se ha vendido como regalo de comunión, -no se cuando comulgan ahora, pero yo tenía unos ocho años cuando lo hice-. También me cuenta un profesor de la ESO, que algunos alumnos pretendían tener el móvil encendido en clase. Recriminados por ello, acabaron yendo unos padres a hablar con él, dando la razón a su niño. Y pensar que esos niños son el futuro, que se han olvidado de escribir por que ahora “md sms x mv o pgm 1 tk” que para la gente normal querría decir algo así como mándame un mensaje por el móvil o pégame un toque, que quiere decir una llamada perdida. En fin, que San Vodafone nos pille confesados.

Hace unos dos años hubo una campaña de promoción de teléfonos con cámara fotográfica digital incorporada. Empezaron con los profesionales libres, arquitectos, ingenieros, peritos en general, unos teléfonos preciosos, te permitían estar haciendo una foto del armado de un zuncho perimetral y mandártelo a tu propio ordenador. En el ordenador estaba esperando hasta que llegabas tú a la oficina, por que claro, se puede mandar la foto instantáneamente pero tú tienes que ir a pie o en coche, con lo cuál parece que la primera campaña de promoción salvo algún chulito que le encanta estar a la última, no tuvo el efecto deseado. No hay problema, debieron pensar las compañías, vamos a vender este teléfono con cámara a aquellos que no lo necesitan. Y ha sido un rotundo éxito, todos los que no necesitan el móvil para nada, se lo están comprando con cámara digital, internet, o ahora ya, con cámara de vídeo. Por que claro, de lo que pueden presumir no es de las interesantes conversaciones que tienen con el móvil, si no de lo grande que tiene la pantalla su aparato.

Y eso que los pintan a más de 300 €. No se si me explico, pero a buen entendedor pocas palabras bastan.

Y así podría seguir contando anécdotas toda la hoja, que si mi hija de 15 años paga 19.000 ptas al mes, -lo digo en pesetas por que impresiona más-, que me cambio la carcasa por una fluorescente y así cuando me llamen en un restaurante y haya gente comiendo a mi alrededor, además de molestar con la melodía de la última y horrible canción del verano, y oír mi conversación todos los de alrededor, desviarán sus miradas hacia la luminiscencia de mi carcasa...Y así sucesivamente.

Además y no quiero que se me olvide, el móvil es un excelente recaudador de impuestos. Si te para la Guardia Civil de Tráfico, y llevas todos los papeles en regla, las ruedas hinchadas, las luces perfectas, incluso el comprobante bancario de estar al corriente de pago de tu póliza de seguro, y además hace veinte días que no has probado ni una cerveza, sirve para multarte por ir hablando con el teléfono móvil, aunque ni siquiera lo hubieses sacado del bolsillo. Pero claro es su apreciación contra la palabra de un ciudadano que, -como a mi me dijeron-, siempre contesta que no iba hablando. Y en mi caso era cierto, no hablaba desde las once y eran las tres de la tarde. Pero con la razón te quedas, por que no hay abogado ni reclamación que te quite la multa. Pagada está.