Un año sin tí
José Manuel Pastor

¿Te puede escuchar un recuerdo? ¿Te puede leer un sentimiento? ¿Te puede ver un pensamiento?. Yo todavía puedo escuchar tu voz en mis recuerdos y leer lo que en tus recuerdos me has transmitido en el período en que te conocí, y al transmitir tus recuerdos tan sentidos por mí, consigo ver lo que tú pensabas al transmitirlos.

No sé si te conocí lo bastante, o quizás nos conocimos demasiado y en poco tiempo y por ello supo a poco, pero lo que es cierto es que no debiste irte de esta manera, merecías algo mejor, más justo.

Llena de vida, de juventud y de ideas claras aunque no por ellas fijas. Comprensiva, aduladora, generosa y admirada, risueña y optimista, luchadora e idealista, valores que cuestan creer hoy en día residan en una sola persona. ¿Tal vez eras Dios? Porque, si no lo eras, ÉL no es mejor que tú.

¿Tú arrebatarías una vida, una juventud, una generosidad admirada, una aduladora comprensividad, un optimismo risueño o un ideal luchado, a cambio de nada, de soledad, tristeza o vacío? Tú no puedes hacer eso a nadie, porque es contra lo que siempre te has expresado.

La desesperanza de una familia, la soledad de las amigas, el abatimiento de un corazón partido, el calvario de una muerte anunciada, de un viaje sin retorno, de una marcha forzada, de un destino que nadie queremos por muy bien que nos lo pinten los embajadores de la vida vestidos de negro.

Esta noche que el cielo va a llorar una cristalina lluvia de estrellas te escribo, ahora que estamos a un año de tu despedida cumplo la promesa que te hice, promesa que me duele cumplir:

Se han marchitado las rosas

y se ha enfurecido la mar,

han caído estrellas con puntas de acero

y la hierba ha invadido tu jardín.

El destino ha vendido tu alma

y con ella compra armas para matar,

tu vacío se ha llenado de ira

y no de medicinas que te pudieran salvar.

Tu humildad se ha ido contigo

pues ya no he visto humildad igual,

aquí solo nos ha quedado recuerdos,

rabia, impotencia, furia y soledad.

El tranvía de tu vida ha descarrilado

tu barco no ha amarrado en buen fin,

el avión de tu lucha por luchar ha volado

y tú te has quedado sola en el hangar.

Ojalá hubieras podido celebrar tu victoria,

y vivir más esta vida de sueños y esperanzas,

ojalá hubieras podido leer tu primer MASINO

y no lo hubiera tenido que escribir yo.

A Rocío, de tus amigos.