Charradicas
Miguel Ángel Royo Sorribas

Me persiguió una mañana el Rifaterra con su furgoneta pitando y haciéndome luces para decirme que pusiera aquí algo sobre el anuncio de Bocatta, en donde salía una abuela dando friegas a su marido que llegaba cansado de la huerta, porque igual deben volver Antonio Sisqués y Julio Feliú de tanto hacer hortalizas. Hemos hecho tarde, porque el anuncio que tanta risa le dio al Rifaterra a las asociaciones de agricultores no les gustó nada, y ordenaron que se retirara inmediatamente bajo amenaza de boicot a los bocadillos que hacía el anunciante. Lo que a unos les da risa a otros les parece vejatorio y humillante. El sentido del humor es como el sentido del gusto; a unos les gusta el bocadillo vegetal y a otros nos gusta más el de magra.

Tuvimos unas fiestas muy movidas y una comisión estupenda, pero de principio a fin el verdadero triunfador fue Pedro Puig, el Peíto, al frente de su peña La Cabra, que ganó en las carrozas, ganó en los disfraces y porque ya no hay campeonato ni de beli ni de moto-cross porque si no es capaz de ganar también.

Algunos protestaron del estruendo que metió desde el entablao de la plaza el trío que actuó. Los que estaban sentados en las sillas del bar del Ramón, que este año lo traspasa, acabaron con los pelos esderizaos, y algunos se fueron a bailar al Brazal, porque allí se oía flojico y bien. Pero para baile el sábado. Desde que vino Kojón Prieto y los Huajolotes que no se llenaban las escuelas como se llenaron el sábado con La Tribu. Para superar tanta marcha al año que viene hay que traer al Chivi y al Manolo Kabezabolo, antes de que los metan en la cárcel.

Un comando terrorista del Garito colocó cargas explosivas en el ayuntamiento el domingo de las fiestas a eso de las once y media de la noche. Se recibió una llamada reivindicativa del Félix Pallarés en la que se protestaba por la falta de toros de fuego esa noche. Se goza tanto con estos toros que en la Estafeta de la Callejuela todas las noches se hace tampón y la entrada se emboza de gente que va a revolcones. Es normal que se hagan manifestaciones, disturbios y linchamientos importantes si los suspenden.

De una forma más pacífica, la mujer del Gregorio, Carmen García, protestó ante el considerable aumento de explosiones de petardos que se registran en la calle San José durante los días de las fiestas. Solicita a futuras comisiones que preparen más actos para entretener a estos zagales, porque entre que algún barrenao les soltó el agua por toda la calle y la ruidera de los petardos, los de esta calle ya tenían ganas de que se acabaran las fiestas. Todos menos el que vive a la entrada de la calle, el Antonio, que se lo pasó en grande bailando en la plaza con una aguavivana.

En la comida del lunes siempre hay quien hace el marrano rugiando con vino, explotando tomates bomba y emprendiendo a cebollazos a todos. Por la noche se hizo clandestinamente el último acto de las fiestas, que no estaba anunciado en el programa; es más barato que los fuegos artificiales y que la doma de caballos y la gente se estronchina de risa. Se trata del Campeonato del mundo de romper melones con la cabeza. Animar desde aquí a los marranuzos de la comida a que se inscriban para el segundo gran campeonato oficial que se celebrará al año que viene.