Un año más, ya está en marcha la campaña, y ¡hay que ver cómo responde la gente! maña.

El día 11 a las siete de la tarde nos reunimos un grupo de unas 40 mujeres y dos hombres para ver qué podíamos hacer.

Primero vimos un video que nos ayudó a entender la relación de los países enriquecidos con los empobrecidos; una relación que tiene su historia, sus causas y consecuencias, muy duras para los más pobres.

Después conocimos el proyecto que este año ha elegido la Diócesis de Teruel, que tiene como objetivo hacer que 738 familias que viven en 11 comunidades rurales del municipio de San Julián Sur, en el departamento de Santa Cruz de Bolivia, en América del Sur, tengan agua potable.

Y ya, tras todo esto, nos pusimos a concretar. Enseguida nos vino a la memoria el éxito de las campañas de otros años con la venta de pastas, algo muy original que empieza a copiarse ya en otros lugares. Se regalan ingredientes, se va al horno a hacer las pastas y finalmente se compran. Colaboración, disponibilidad y solidaridad. Y animadas por la experiencia, empezamos a calcular cantidades de rosquillas, tortas de alma, pastas de anís,... y puestas a echar por lo alto, hasta el horno se nos quedó pequeño de repente.

Pobres horneros, la que les espera. Que se vayan preparando porque a principios de marzo se empezarán a recoger ya los ingredientes necesarios. Y a mediados de mes, allí nos juntaremos las mujeres, ¡la alegría de la casa!. Y es que para el día 15 de marzo se quiere poner ya el tenderete para venderlo todo.

¡Compren, compren!, ¡bueno, buenísimo! y pa "Manos Unidas".

Ya véis, esto no hay quien lo pare.

Desde aquí os invitamos a tod@s a colaborar en lo que podáis y os damos las gracias por adelantado.