CHARRADICAS
Miguel Ángel Royo

Me van dando ideas divinas por los bares para hacer las chorradicas estas. Que podía escribir sobre la gran influencia que tiene el tiempo por ejemplo en la recaudación del bingo y en la promiscuidad sexual, pues con un verano tan pirenaico no se les levanta a la gente las ganas de comprar cartones. También me dicen que la variable decaída de la temperatura seguro que está afectando a la venta de sombreros de paja. Consultando ventas en tiendas especializadas resulta que es verdad. En otro orden de cosas, me apuntan que el programa de fiestas cada vez es más estrecho; intentamos convencer a este turista de Barcelona de que el programa es lo de menos y la temperatura también, porque en los sanantonios se hace el programa en una cuartilla amarilla y hace un frío que pela y las fiestas igual resultan muy bien. En definitiva, que lo importante es la temperatura interna, cosa que no entiende a pesar de ir caliente. Tendré que llevarme de fiesta un lapicero en el bolsillo porque creo que las ideas que más risa daban se me han olvidado.

Me hablan de los luneros, que hacen la cesta de la compra en los huertos ajenos. Lo de luneros es porque solían ir de noche a la faena, pero durante este verano, como bien se ha ilustrado en el párrafo anterior, no pica nada el sol y la mejor hora es de una a tres de la tarde, cuando la gente está a comer. Ya se sabe que la única puntualidad que funciona aquí es la hora de comer y la de ir al café. Por eso los luneros a los únicos que se encontrarán en la huerta a esas horas serán a los demás luneros.

—¿Ande vas?

—Al huerto.

—Si lo tienes yermo.

—Y tú también.

Y después de un rato, al cruzarse cara casa.

—¿Ande hallaste semejantes melones?

—¿Y tú ande has encontrao esas acelgas y esos pepinos?

—Si es que la verdura está por las nubes en las tiendas.

—Y regalada de una a tres, ladrón.

Aprovechando la apertura de la veda de tórtolas, codornices y turcazos, igual algún lunero de estos se lleva un perdigonazo en el culo.

Mientras tanto, a esa misma hora en el guiñote, cada vez es más difícil hacer grupos de cuatro. Habría que cambiar el reglamento para que no se quedara nadie sin jugar, pero hay mucho purista que no lo permitiría. Siempre habían estado el mal perdedor y el que no sabía jugar que le acudían todas, pero ahora hay demasiada profesionalización y mucha exigencia en este deporte y algunos se han retirado de la competición.

Un teletipo de última hora; fuentes paragubernamentales me indican que cuando se recrezca el pantano y Perojil pase a ser una isla, los marroquís del Carceller de Dos Torres y los hippies tendrán un conflicto diplomático que se resolverá a base de vino de Las Planas.