PASEO DE LA INDEPENDENCIA
Patricia Pérez Castañer

Reconozco que el problema de Independencia me está afectando psicológicamente. Llevo varios días sin dormir tranquila, por ello me decido a escribir esta carta en representación de algunos alumnos de la universidad. Y es que no puedo creer que el alcalde decida tapar los restos por encima de la opinión de los expertos. Todavía me estoy curando del shock. Siete de los once, coincidieron en integrar los restos en el nuevo paseo y los once, manifestaron la importancia de reducir el tráfico para su conservación. Que yo sepa, seis carriles encima de un arrabal bereber del s. XI, no es reducir el tráfico... es matar la historia con una vil puñalada.

Las cosas se hacen bien o no se hacen y si no se tiene el suficiente valor para afrontar los problemas es mejor que no se hubiera hecho nada. Pero había prisa ¿verdad? El brillo de las medallas que se quieren colgar algunos no les dejan ver el camino. Y por ello sus pasos son torpes, incoherentes, sin orden ni concierto. En mi opinión, no había ninguna necesidad de remodelar el Paseo Independencia, hay otras prioridades en la ciudad.

Desde mi punto de vista, los planteamientos de progreso en Zaragoza no van por buen camino. En primer lugar se tiene que valorar lo que tenemos, concienciar a la ciudadanía de que lo nuestro tiene un valor, un valor inmenso, por ser único e irrepetible, ya que representa nuestra historia, nuestra cultura, nuestras señas de identidad. Zaragoza tendría que sentirse orgullosa de mostrar al mundo la importancia de un arrabal del s. XI, ya sea desde el punto de vista histórico, artístico, cultural, etnológico, pero sobretodo porque es nuestro arrabal, porque es único, porque es irrepetible y lo más importante, porque es parte de nosotros, de nuestro patrimonio y nuestro legado a la posteridad. Este es el único camino para despertar en el ciudadano la ilusión, que se sienta identificado con el patrimonio y lo haga suyo, es la única manera de que lo defienda y lo conserve. Entendiendo esto, a mi parecer, la ciudadanía aceptará el tiempo que sea necesario para realizar las obras, pero hacerlas bien, un proyecto en condiciones, hecho en conjunto, meditado, un proyecto a la altura de una ciudad como la nuestra.

Que el paseo tiene que ser peatonal, pues que lo sea, en Venecia y en Ámsterdam hay canales, en otras ciudades europeas tranvías, en otras van en bicicleta... los comerciantes a la larga saldrán beneficiados por ello, puesto que si la ciudadanía está a gusto con su nuevo paseo, qué mejor que disfrutarlo, como centro de ocio: cines, comercios, bares... Estoy harta de oír que no se puede conservar todo, y que las ciudades están vivas y tienen que crecer. Y espero que así sea, pero por el buen camino, que no suele ser el más fácil.

¿Cómo va a progresar si no aseguramos primero lo que tenemos??

¿si no obtenemos el suficiente beneficio de ello??

¿sobre qué bases se sostendrá este progreso??

Que no quieran correr, antes de andar.