CHARRADICAS
 
Miguel Angel Royo Sorribas

Durante el domingo de resurrección, día en el que hace unos años el Pepe del Moli despertó del coma que le produjo la malaria, entraba a la oficina de turismo de Mas de las Matas a preguntar la persona número cien contada desde el jueves santo. Mercedes Moliner les preguntó como es costumbre para hacer la estadística, que quienes eran, de dónde venían y adonde iban, si estaban sólos o acompañados, o dónde estaban alojados. De esas cien personas, a cuarenta les apeteció entrar en el Museo. En todo el mes de agosto pasado sólo entraron dede la oficina de turismo noventa y una, y eso que la mitad de estas personas venían juntas en un autobús desde Hinojosa de Jarque, tierra de santos cristianos célebres, no como aquí. Podemos considerar oportuno, pues, abrir la oficina durante estos días. Hay que tener en cuenta que miles de personas de los pueblos de la ruta trabajan duro tocando el tambor para atraer a los turistas, y nosotros, aunque sólo sea por vecindad, tenemos que estar preparados para recibir semejante gentío. De esos cien, sólo quince estaban alojados en cama de pago, que el resto o estaba de paso o estaba en casa propia, o estaba de gorra.

El 23% de las personas que se informaron, o sea, veintitrés justos, dijeron ser de Aragón, y tampoco es para no fiarse de ellos, pero quien no ha ido por ahí, y a la cuarta oficina de turismo que le preguntan no ha contestado que era por ejemplo de Cintruénigo; el resto dijeron ser, y por la pinta bien lo parecían, valencianos, madrileños y catalanes, además de dos vascos y dos asturianos, pero para los interesados no eran el Pescador.

Hay que confiar que al año que viene vendrán por lo menos el doble, si el Museo está ya integrado en la red del parque temático de los dinosaurios, aunque con la marcha que lleva esto, luego habrá un parque temático en cada pueblo.

Y vino tanta gente a pesar del mal tiempo, pues hizo regiradica gorda en pascuas, y volvió el frío y empezó a llover después de varios meses cayendo solo cuatro goticas, que ya eran hasta famosas porque las sacaban en un anuncio rodando y tocando timbres para entrar en una casa y meterse en un grifo. Volvió a llover tanto que pronto despedirán al aviador de la avioneta, se salvó la cosecha de la cebada cuando más peligraba, y salió después de un tiempo el Bergantes de las margoretas bravamente cruzando el puente el Arenal.

Por este tiempo cambian la hora, pero tal como va la temperatura tendrán que cambiar el mes entero, y retrasar de abril a marzo o febrero otra vez, porque ha nevao de macizo por Cantavieja y han bajado las temperaturas para que no se quiten las calefacciones y las estufas todavía.

En ese domingo en el que resucita puntualmente Jesucristo un año tras otro se enterró al Mariano, el hermano del Gonzalo, y a la semana siguiente se enterró al padre de Pepe Puig, víctimas de dos infartos fulminantes, y a la abuela del Juan Marcos. La familia y los amigos más cercanos sufren desconsoladamente estas pérdidas, pero el pueblo también, pues ya no vuelve a ser el mismo desde que pierde para siempre a alguno de sus vecinos. Aunque no nombremos a todos que nos dejan pensad que este sentimiento de pérdida infinita se siente cada vez que tocan llamando a funerales.

Durante el lunes de pascua estuvo abierta la oficina de turismo pero ya no entró nadie a preguntar, pues el lunes los turistas se van a sus casas y los masinos suben a Santa Flora a bendecir la rosca y a peligrar rezando en una ermita llena de grietas.

Y el martes otra vez fue fiesta, pero habría que pensar para años sucesivos que esta fiesta debería trasladarse al miércoles si llueve, pues no se puede ir al campo con precipitaciones e inestabilidad variable. En otros pueblos hacen el día de campo el domingo o el lunes para poder trabajar más, y bien que nos envidian por cosa tan sencilla como es disfrutar de fiesta ese martes.