CHARRADICAS
Miguel Angel Royo Sorribas

Un año después de la manifestación contra el Plan Hidroilógico en Madrid, se ha hecho otra en Barcelona, con casi la misma gente, un año más vieja; el señor funcionario que cuenta a los manifestantes también es un año más viejo, pero sigue sin aprender a contar. Mira que estaríamos del medio millón para arriba, pero el tío este se atasca contando y sólo le salen ciento cincuenta mil. Del Mas estábamos al menos los que fueron con el autobús de Calanda, el Juan Carlos alcalde, la Juliana y el José, la Merche la monja, la Consuelo de la Extensión Agraria (que me dijo al mitj d’un carrer que a ver si la sacaba en las charradicas, pues concedido), y los que fuimos con los dos autobuses desde Alcorisa, entre ellos mi hermano y yo. Luego se unieron muchos masinos que viven en Barcelona que también se acercaron para hacer bulto. En medio de la Plaza de Cataluña, entre pancartas, gaiteros, políticos y botas de vino, plantearon el Jesús Cortés, su mujer Merche y la hermana del Chelis, que podríamos organizar pronto una fiesta en la Casa de Teruel en Barcelona para reunir a todos los masinos de la zona y a los que se quieran apuntar, como hacen los de Castellote casi todos los años. Como para hacer fiesta siempre estamos preparados, ahora sólo nos faltará concretar el fin de semana que sea, y anunciarlo con antelación para que se junte buena cuadrilla. En la Vía Layetana nos juntamos con Concha, Xavi, y sus pequeñas Julia y María.

Panchito, el mexicano indio navajo ex combatiente de la guerrilla zapatista y ahora hippie de Perojil, ha compuesto una canción en contra del trasvase del Ebro; está buscando grupo para que la interprete, quizá los Minusválidos del Ritmo serían buena opción. El recrecimiento de Santolea va a hacer peligrar este poblado tan internacional, un lugar precioso en el que han encontrado su hogar gentes con una filosofía muy particular de vida. Por allí se habla en italiano, en alemán, en inglés, en quechua y en chapurriau, y como tampoco hay censo ni estadística, no se puede asegurar pero se puede aventurar que por aquí han convivido palestinos y judíos, estadounidenses y afganos, y en buena armonía y felicidad.

La globalización de la que tanto se habla ya llega pues hasta el otro lado del puente de Perojil y por los alrededores de Ladruñán; varios inmigrantes de Marruecos ya han sido transeúntes de Dos Torres y seguro que cuando vuelven a su país hablan en secreto de lo bueno que es el vino tinto de Las Planas, del sabor del jamón ibérico y de lo que se goza yendo a pescar en el Guadalope.

Este mundo se hace cada vez más pequeño, y el mestizaje cultural no hay quien lo pare, que Ana Gil ahora está en Dinamarca aprendiendo sus costumbres y estudiando, a la vez que informando a los daneses sobre un remoto pueblo llamado Mas de las Matas; hace poco fue Olga Sisqués la que estuvo por allí en una experiencia parecida. O José Luis Bernuz, que está trabajando provisionalmente en la península de La Florida, en Estados Unidos. Tendremos que preparar pronto un chat en nuestra web, y hacer quedadas con los masinos que más lejos estén, para que se sientan como en casa, aunque algunos quizá vean una pesadilla en esto, y piensen que ni a diez mil kilómetros del pueblo se pueden librar de la mirada de sus vecinos.

Un éxito fueron las hornadas de yeso que se hicieron en las primeras jornadas sobre los materiales tradicionales de construcción en la partida de los Aljezares, en término de Aguaviva, por el camino Calanda. Después de todos los preparativos, después de acondicionar el terreno, poner las carpas, buscar ponentes y gente experta que supiera como se hacía antes el yeso, después de colocar indicadores para que la gente no se perdiera, alguien le dio la vuelta al cartelico que había al lado del retiro y lo cambió indicando hacia la derecha, mandando hasta la masada del Juaco a la gente. A ver cuando toca hacer unas jornadas sobre los capullos que hay en todos los sitios.