MATANZA DOMICILIARIA DE CERDOS

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Desde el pasado 1 de noviembre y hasta el próximo 28 de febrero, como todos los años, se abre la campaña domiciliaria de cerdos. La mecánica sigue sin variaciones con respecto a otras campañas: Al pagar la tasa correspondiente en el ayuntamiento, se entrega la bolsa para introducir ‘la muestra’ que se deposita en la caja que se halla permanentemente en los locales bajos de la Extensión Agraria. Posteriormente, el veterinario realiza en análisis triquinoscópico , avisando al interesado en caso de necesidad. El calendario oficial excluye los fines de semana y festivos para la matanza.

La opinión general es de que este año, al no poder llevar los jamones al secadero, disminuya considerablemente la matanza del cerdo, una práctica secular que parece sentenciada a desaparecer. Al menos en los procedimientos, no en los resultados: Los aparatos técnicos y la sociedad actual nos han conducido a unas maneras de hacer que distan bastante de las costumbres que conocíamos hace tan solo unos años. Lejos quedan los gruñidos de los cerdos por cualquier esquina del pueblo; el ir a buscar romeros para calentar el agua para escaldar los cerdos; el ir a buscar la mesa del matachín que ha quedado libre tras la matanza del vecino; las ‘busigas’ como pelota para jugar los chicos; las reuniones familiares y las apuestas a comer pellas.

Ahora, es todo más rápido, más cómodo. Basta con avisar al de la granja y al matachín, bajar al matadero y te subes (en las mismas canastas de entonces) la carne para hacer, eso sí, con las mismas medidas de siempre, las longanizas, chorizos, salchichones y morcillas. Aunque los sobres preparados, la verdad, facilitan mucho la labor.

Numerosos pueblos son los que realizan jornadas en las que con el objetivo de no perder la tradición se realizan diversos actos, festivos en la mayoría ellos. Aquí, miembros del Grupo, y de esto hace bastantes años, recopilaron información y grabaciones. No estaría mal que se realizara algún trabajo en profundidad. El material está disponible; hace falta que alguien con ganas tome las riendas.