La mirada detenida

Los autores

 

 

miguel.jpgMiguel Perdiguer

 

 

Miguel Perdiguer Aguilar nace en Santolea (Teruel) en 1918. En 1930 la familia se ve obligada a emigrar debido a la construcción del pantano de Santolea, instalándose en Mas de las Matas. A los 12 años va a estudiar Bachillerato a Zaragoza. Alterna su vida de estudiante en la ciudad con sus veraneos en Mas de las Matas. Tras la guerra, estudia medicina en Zaragoza y se especializa en puericultura en Madrid. Acabada la carrera se establece en Alcañiz donde ejerce su especialidad hasta los 80 años, en que decide voluntariamente jubilarse.

 

Desde muy joven se inicia en la fotografía de la mano de un fotógrafo ambulante masino Manuel Feliús, "el tío Martín", en cuyo laboratorio positivó sus primeras fotos realizadas con una primitiva cámara kodak. En su vida de estudiante en Zaragoza utiliza el laboratorio de un fotógrafo de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Una vez situado en Alcañiz instala su propio laboratorio.

 

Criado y establecido en un medio rural, sus fotografías llevan marcadas esta impronta. Así, la belleza de sus imágenes se encuentra en las cosas más humildes e insignificantes. Con un gran dominio del contraluz y del encuadre compositivo, su labor ha sido premiada en diversos certámenes y revistas fotográficas.

 

 

andresbn.jpgAndrés Serrano

 

 

Andrés Serrano Miranda nace en Mazamet (Francia) -lugar donde habían emigrado sus padres- en 1933. En 1942 la familia regresa a Mas de las Matas, pueblo paterno. Al acabar sus estudios primarios entra a trabajar en un banco local. En 1949 es trasladado a Alcañiz y en 1960 se instala definitivamente en Albalate del Arzobispo.

 

Desde muy pronto se siente atraído por la fotografía y en Alcañiz adquiere su primera cámara de baquelita. A la vuelta del servicio militar monta junto con otros dos amigos un laboratorio, y se lanza a realizar fotografías al aire libre los días festivos para repartirlas a domicilio. Con los beneficios de esta tarea ambulante pudo adquirir un equipo profesional. Alterna su trabajo de empleado de banca con el de fotógrafo durante más de 30 años. Buen conocedor de la técnica y dotado de una gran sensibilidad artística, sus paisajes rurales y, sobre todo sus retratos, poseen un carácter de elegante autenticidad. Participa en concursos y certámenes en los que obtiene numerosos premios.

 

Igual que el de Miguel Perdiguer, su archivo constituye una importante recreación de una sociedad rural, a caballo entre el viejo tipismo costumbrista y el rápido avance tecnológico que caracterizó la segunda mitad del siglo XX.