Charradicas
Miguel Ángel Royo Sorribas

 

Me cuentan que una parejica de abuelos de Alcañiz se pusieron en primera fila con sus sillas de cámping, su fiambrera y su bota de vino. Preguntaban a todos si habían venido de muy lejos y se alegraron de encontrar a una cuadrilla de jóvenes del Mas. En esto que llegan unas motos por la recta a trescientos cincuenta por hora.

- ¡Vamos, Elías!- grita un masino tras la ruidera.

Y rápidamente le preguntan:

- ¿Ese es de tu pueblo u qué, que lo conoces de nombre?

Los graderíos de andamios parecía que se iban a ir a cascala con tanta gente encima. El Biel estaba entusiasmaaado, se le nota que goza más de saludar a un motorista que a un pastor.

- Pues mi sobrino se llama Jorge Lorenzo también.

- Calla, Miguel, que ya nos lo has dicho cuarenta veces.

Porque se ve la chimenea de la central, el Tolocha y el Tarayola en el horizonte, sino con todo el barullo que hay montado aquí a uno se le puede olvidar que esto es Puigmoreno. Hay otros detalles, como el cartel entrando por un acceso que anuncia Melocotonland, venta de prescos a precio de cooperativa.

- Hay más gente que entre la feria de Cantavieja y la de Aguaviva juntas.

- ¿Qué no habrá dos millones de personas?

- Dos millones dices, y también tres solamente en aquel cabezo.

- Que no se llama cabezo, que ahora se llama la pelús.

Vino el Jesusín Mir con sus primos desde Madrid; ya han estado en Cheste, Jerez y Montmeló y dice que éste de aquí es el mejor circuito de todos. Las Rifaterras trabajaron en las barras cerca de la meta. Carlos Lecha dice que el viernes estaban diez en todo el graderío siete, y con el mono de agua y un palet por encima aguantaron todo el día el chaparrón. Eso sí que es pura afición a la velocidad. Luego se retrató en el pit lane con unas azafatas tremendas.

- Y en el stand de Aragón van y nos ponen a tres abuelas.

Randy Mamola ha dicho que le ha encantado la zona, que vaya pueblos más bonitos tenemos, con casitas bajas de piedra e iglesias preciosas. Si lo dice alguien de California parece que tiene que ser verdad. Nosotros no acabamos de darnos cuenta de que somos unos privilegiados por vivir aquí.

La prensa especializada, por ejemplo EL MASINO, avala la continuidad de esta prueba. Al final parece que hubo otra competición por ver quien hacía menos atasco y llegaba antes al pueblo. Pero para sacacorchos el que tenemos en la carretera de Calanda, junto al pantano, en las contiendas justo antes de los dos túneles seguidos.

Al verano se amontona la faena del cronista. Ahora viene el comendador y ya no me cabe casi nada. Anunciaron en el Heraldo nuestra celebración ilustrando la noticia con una foto de la fiesta de la Villa de Alcorisa por equivocación. Salía en esa foto Joaquín Peralta, el tatino, que no nos importaría empadronarlo masino, y se veía también al Sabino, que de lejos parece Joaquín Mir.