Siempre se ha dicho que madre no hay más que una. Yo he tenido la suerte hasta el 12 de abril de contar con dos, mi madre y mi abuela Clementina. Nadie muere mientras su recuerdo permanece vivo y el recuerdo de mi abuela entre nosotros será imposible de borrar. En los últimos años tenía dos ilusiones. Una era ver a su nieto casado y la otra conocer a sus bisnietos. No hemos llegado a tiempo de cumplir la segunda pero, si algún día se produce, sus bisnietos oirán hablar mucho y muy bien de su bisabuela.
En nombre de su esposo Indalecio, de sus hijos, Rosa Mari y Antonio, y de mi esposa Carmen y mío, agradecemos de todo corazón a toda la familia, amigos y vecinos de Mas de las Matas, el apoyo y la compañía y las muestras de afecto recibidas en estos duros momentos.