La esgrima histórica es una actividad nueva, aunque sea en realidad una disciplina marcial muy antigua. Es nueva por que la esgrima tradicional, aquella que los profesionales de las armas del pasado transmitían a sus alumnos, se perdió completamente en el siglo XVIII, cuando las armas de fuego acabaron por hacer inútil la espada como arma principal del soldado, proceso que tuvo su comienzo durante el Renacimiento y que acabaría relegando la esgrima a una disciplina de sala y, ya en el siglo XX, a simple deporte.
He enfocado el trabajo de la AEEA sobre dos armas: la espada de una mano y media y la ropera (*) del siglo XVII. Esto por varios motivos; porque existe documentación bastante completa que nos pueda ayudar y que sirva de complemento al estudio biomecánico y porque ambas son representativas de dos momentos históricos: La Edad Media (la mano y media es una arma cuyas primeras referencias aparecen el siglo XIII aunque los tratados daten del siglo XV) y la edad moderna en la que se produce de forma definitiva la transición a la esgrima de punta en detrimento de la de corte. Todos aquellos que sientan interés por esta parte de nuestro pasado son bienvenidos a este portal. Aquellos que además decidan compartir con nosotros el camino de la espada se convertirán en amigos, compañeros de fatigas y, naturalmente, espadachines.
En cualquier caso la esgrima histórica tiene un gran camino que recorrer, largo y difícil pero sin duda apasionante; devolver la vida a una parte de nuestra historia, aquella relacionada con el arma más bella y noble de cuantas existieron y jamás existirán, ya sea la del caballero, la del hombre de armas o la del gentilhombre espadachín: la espada.
(*) El término «espada ropera» es de origen español, y aparece por vez primera en el Inventario de Objetos perteneciente al Duque Don Álvaro de Zúñiga, en fecha tan temprana como 1468 (según describe J.M. Peláez, en su magnífico artículo sobre la ropera publicado en la revista Gladius). En Francia se habla por primera vez de la espada ropera (la rapière) en documentos de en torno a 1474. Un autor de referencia obligada como Oakeshott, en su libro «European Weapons and Armour», soporta esta idea e indica que a ya principios del siglo XVI el término estaba bien establecido en Francia, adoptándolo pronto los ingleses como
«rapier».
No obstante, si no quedan ya maestros que hayan estudiado la esgrima anterior al siglo XVIII si quedan maestros cuya escuela tiene su origen en ese siglo. Es el caso de mis maestros Andrea Lupo Sinclair y Ramón Martínez, maestros y miembros fundadores de la International Masters at Arms Federation (IMAF). Sus enseñanzas son valiosísimas cuando se trata de entender el manejo de las espadas del pasado.
