RECOGIENDO AVES VARADAS EN GALICIA
Miguel Ángel Royo

Dos jóvenes estudiantes masinos, Eduardo Mir y Javier Izquierdo, han sido durante unos días solidarios con Galicia. Allí han estado desde el pasado día 19 de diciembre hasta el lunes 23, hospedados en la escuela forestal de Lourizán, a unos tres kilómetros de Pontevedra. Desde esta escuela los han ido repartiendo en pequeños grupos alrededor de la ría de Vigo con el objeto de localizar los animales muertos o moribundos afectados por el vertido de fuel del Prestige.

Eduardo y Javier están estudiando en el Instituto de Formación Agroambiental de San Blas, cerca de Teruel, y los dos son miembros de Masteatro. Eduardo está realizando el curso de actividades físico deportivas, y Javier hace segundo del grado medio de capacitación forestal.

Desde el Instituto surgió la idea de ir a ayudar a los afectados gallegos durante un fin de semana. Se sugirió a los alumnos, y pronto se llenó el autobús con cincuenta y cinco voluntarios.

Tras catorce horas de viaje, con un percance por avería del autobús y todo, llegaron a Lourizán. La zona más afectada, con el epicentro en Muxía, está más hacia el Norte, ya en la provincia de La Coruña. A ellos se les encargó una tarea diferente de la que hemos visto durante el último mes en televisión. No limpiaron chapapote con monos blancos, que poco a poco se vuelven negros. A los alumnos de San Blas les tocó buscar posibles animales afectados por las mareas negras y fueron vestidos con monos verdes que les suministraron los forestales gallegos. También les cedieron guantes, toallas y unas gafas especiales para protegerles los ojos de posibles picotazos de las aves.

Después de varias jornadas desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde, registrando el litoral limítrofe a Vigo, no se encontraron apenas animales muertos entre todos los grupos. Unos diez bichos, entre cormoranes y gaviotas, nada más. Les habría gustado ser más útiles, y que les hubieran llevado a limpiar chapapote, porque realmente, y por suerte, la zona que les tocó no está tan afectada. Las islas Cíes, que se encuentran justo delante de Vigo, parapetan la ría y han servido de defensa natural contra la contaminación.

Han encontrado la zona casi limpia, excepto en las rocas, que han quedado impregnadas de manchas de petróleo. No han traído ni tan siquiera las botas sucias. Pero han escuchado testimonios de gente que ha sido afectada; hijos de percebeiros que se han quedado sin faena, o hijos de pescadores que echan las redes ahora para recoger fuel.

Tuvieron un clima atípico, alguna tarde se registraron hasta veinticinco grados de temperatura. El clima político también está muy caliente, porque los voluntarios y los más afectados no quieren ni oír hablar del presidente de la Xunta ni del presidente del Gobierno español, a los que acusan de la catástrofe.

Les gustaría volver más adelante otra vez a Galicia. Tiempo van a tener, dicen, porque la gente calcula que hay trabajo de limpieza para unos dos años. Cuando ellos se marcharon y dejaron libre el Instituto, llegaron alumnos de la Politécnica de Madrid a ocupar su lugar.

Muy contentos con la acogida y los agradecimientos de los gallegos, nos aconsejan a todos que si el tiempo y la salud nos lo permiten, hagamos una escapada solidaria a Galicia, para contribuir a limpiar su litoral.